Las manifestaciones son reuniones públicas, generalmente al aire libre y en marcha, en las cuales los asistentes a ellas reclaman algo o expresan su protesta por algo. No lo digo yo, lo dice el diccionario de la RAE. En lo que a mí concierne, y ... sin querer molestar a nadie con mis opiniones, he de decirles que no soy muy amigo de asistir a manifestaciones.

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No me parece a mí que la calle sea el mejor sitio para mostrar que unos cuantos miembros de la sociedad están a favor o en contra de una determinada política, o ley o cualquier otra cosa con la que alguien no esté de acuerdo. Como tampoco me parece que a nuestro presidente Sánchez, ese par de manifestaciones tan numerosas como las que hace unos días hemos disfrutado, le hayan hecho cambiar lo más mínimo ni su opinión, ni su determinación sobre la forma de acometer esos cambios constitucionales a los que se está enfrentando, admitiendo Puigdemont como prófugo de compañía.

Sepan además que si el éxito de una manifestación está basado en el número de asistentes a la misma, el primer problema con el que nos encontraremos será quién y cómo se cuenta a los participantes.

Si el éxito está basado en el número de asistentes, el primer problema será quién y cómo se cuentan

El cómo es de fácil solución: se cuenta el número de individuos que pasan por un punto determinado en un minuto y se multiplica la cifra por los minutos que dura la manifestación. Y ya está. Elemental querido Watson.

Pero digo yo que lo del quién ya debe de ser harina de otro costal porque, si no lo fuera, ¿cómo se explica que en la última manifestación que el PP convocara en Madrid en contra de la amnistía los organizadores hablaran de sesenta mil participantes y la delegación del Gobierno lo hiciera? ¿sólo de cuarenta mil? ¿quién los contó?

De todas formas la diferencia no sería como para tirarse de los pelos si no fuera porque días más tarde se celebraba otra manifestación en Barcelona con el mismo objetivo que la de Madrid. Y en este caso la Guardia Urbana dijo que se habrían reunido unas cincuenta mil personas mientras que los organizadores hablaban de más de trescientas mil. Como para hacerles caso. A los unos y a los otros. Fíate y no corras aunque, eso sí, después de habernos manifestado convenientemente.

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Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.

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