Un semáforo clásico concede 30 segundos para cruzar de una acera a la de enfrente. Drástica decisión, qué agobio, treinta segundos no dan ni para una meditación. Una de las meditaciones más consagradas a más más de ser política duró cinco días, 232 semáforos de ... a 30 segundos la oferta. La bondad de los semáforos potencia la indecisión y el recuerdo de los buenos tiempos. Aquellos lejanísimos tiempos, prehistórica edad de congresos decisivos que dieron luz verde a todo. Memoria analógica con semáforos entre congresos decisivos. Suresnes. Sevilla. Isidoro. Tú.eres.Pedro. Isidoro González presintió su destino cuando los semáforos eran el pito del sereno y el puño en alto municipal. Tú.eres.Pedro es un semáforo en sí mismo, enrocao en la luz fija, la que él mismo desprende y que habilita sin pausas ni luces rojas la dirección correcta ante cada semáforo. Los colores los marca el día según amanezca con aclamaciones canónicas o con apretones legislativos, semáforo cegado o policromado. El pragmatismo es así.

Publicidad

Y así, tras atropellos, cruces prohibidos, barreras sanitarias derrumbadas, sentadillas y, si lo pide el cuerpo votacional, rodilla en tierra sigue la ruta. El semáforo de la acera Teresa Ribera ha quedado enfrente del Orban Meloni, paso obligado para la supuesta izquierda y ultraizquierda progresisísima hacia los brazos de la supuesta derecha y ultraderecha del libre acoso a la emigración ámbar. Como ocurrió con los semáforos de Mohamed VI de Marruecos, destellos de pistón armado, frente a la arenosa acera de los saharauis con derecho a autodeterminación. En menos de treinta segundos gracias al mago monclovita que los tutelaba pasaron de luchadores por la libertad a okupas ilegales, listos para la plancha. Quién les manda nacer en las aceras de desiertos sin fronteras a tantos semáforos de Arenys de Mar y la ribera del Besós. Continuará...

Para compensar, la Dirección General de Tráfico Electoral debiera habilitar un semáforo entre la acera de Luis Bárcenas y la de Víctor Aldama. Por el bien público. Con Bárbara Rey de jueza emérita, sus años de especialidad y promoción de la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad la empoderan. Se baliza y valla el cruce, se acomodan asientos y se cobra entrada a beneficio de la sanidad y la enseñanza públicas, ahora en peligro de extinción. O se semaforiza la Plaza de toros de las Ventas, bajo la presidencia, por supuesto, de Isabel Díaz Ayuso y su amador Alberto González, que también tienen muchos cursos y recursos seguidos. El medidor de audiencia, blindado, no sea que explote. Todo sea por lo dicho, el bien de los servicios públicos a los que tanto deben estos enredos cuasiprivados y que aun con sentencias en contra rara vez pagan.

En la acera eternamente enfrente el meigo Feijóo cruza semáforos y encrucijadas tóxicas hasta Santiago. Cierra. España. Siempre le faltan siete segundos para llegar, siete votos traidores. Alguien, no se sabe quién, ha vuelto intraspasables los semáforos que conducen a las elecciones de ganar ganar y gobernar.

En la otra acera, Sánchez, bético sobrevenido, gana manque pierda.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad