Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando llegue setiembre todo será maravilloso. Es dogma de canciones de verano, remedio de antiguos suspensos y apaños de nuevos políticos. Llega y se oculta el sol más pronto y la noche sin final da tiempo a pensar bien cómo hacer bien todo lo que ... en teoría se había hecho bien y no se sabe en qué punto o por qué razón se ha fastidiado. La ministra Ana Redondo califica así el trompazo de la ley impulsada por su Ministerio de Igualdad cuando la patrona era Irene Montero. Una buena ley que tuvo que ser retocada «porque la técnica legislativa es a veces fastidiada». Fastidiada con 'j', obtusa, hostil, un mal bicho. Hay que fastidiarse, con lo fácil y conveniente que sería que todo el equipo se acercara a la madrileña Facultad de Derecho, de Moncloa a Moncloa, que queda a un paso, y reaprendieran y comprendieran a aquellos estudiantes que no sabían por qué les fastidiaban las fiestas del verano, con el fastidiado Latín y la fastidiada Lengua pendientes, malos bichos de setiembre, hoy en vías de extinción.
Las que siguen vivas y en vías de expansión son las tareas congresuales de setiembre. Son muchas, para unas dará tiempo, otras esperarán a otros setiembres. Este Gobierno también suspende algunos latines y cuatro o cinco reglas de la gramática judicial. Toca primero esa cosa tonta de que «m'espachan por cuidar a mi abuela», despido por conciliación, otro fastidio. Más laborioso, más fastidiado, será recomponer y amansar la permeabilidad con que algunos jueces y juezas manejan el embrollo del sí es sí, que tanta angustia personal y social acarrea. Ante eso, la catalanidad de pago decae a concierto desafinado que ni setiembre armonizará.
Setiembre es el mes de las segundas oportunidades, el mes por antonomasia de la resiliencia, esa capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador que descubre la RAE, el resimés, tiempo en que el mundillo político, social, escolar, deportivo, comercial, agrícola, doméstico, se prepara para enmendarse la plana, reconstruir su imagen y resetear su disco duro. Mientras, la vid se hace viñedo y el vino nuevo se convierte en la mejor cosecha después de haberse perdido en las fastidiosas heladas de marzo.
Y una vez impuesto el fastidio por los de arriba, empieza el juego de torearlo por parte de algunos de los de abajo. Son los que «saben latín», del fetén, del ser más listos que nadie. Como esos matones que se apropian de recovecos legales y mitigan sus penas penales como pobrecitas mujeres. Sin cirugía ni química, con unas papelinas del Registro Civil y la Ley Trans salen de la trena hechos unas señoronas. Y si se precisan votos, se concede a los olmos el derecho a dar peras, igualdad de oportunidades, amnistía ecológica. Algo caerá.
No quedan tan lejos los trenes que no cabían en los túneles. Otro fastidio que el secretario de Transportes, el socialista Xavier Flores, achacó a la metodología. El gálibo funcionaba para las vías modernas, no para las antiguallas de Cantabria y Asturias. La culpa es del tren. O de la fastidiada técnica legislativa.
Que setiembre, el resiliente, lo arregle.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.