Juicios y cuñados

Y es que los juicios han sido muchos y de diversa índole. Los más mediáticos han sido los de tema político, especialmente el juicio del 'procés' -con más de 600 periodistas acreditados y 170 medios, 50 de ellos internacionales-, el de los ERE y el de los jóvenes de Alsasua, cuyas sentencias han levantado ampollas en la ciudadanía. No han faltado opiniones a favor o en contra, además de muchas y muy negativas consecuencias, que en el caso de Cataluña no hace falta explicar. En Alsasua y Pamplona han sido decenas las manifestaciones y actos para protesta por la condena por lo que unos calificaban de pelea de bar y otros de acto terrorista.

Otros juicios que han tenido una gran repercusión en la sociedad son los que se han llevado a cabo contra las 'manadas', especialmente la de Pamplona que generó una enorme reacción de rechazo con manifestaciones multitudinarias, pero también las de Pozoblanco y la de Manresa y, estos últimos días, la de los futbolistas de la Arandina. Llama poderosamente la atención que el abogado defensor de la 'Manada de San Fermín', Agustín Martínez Becerra, se ha convertido en un personaje mediático, que anda ahora comentando sentencias de este tipo en varias cadenas de televisión.

Y, por supuesto, los juicios contra 'El Chicle' y Ana Julia Quezada, asesinos de Diana Quer y del pequeño Gabriel Cruz respectivamente, fueron seguidos minuto a minuto por los medios de comunicación, que durante semanas trataron la cuestión de la prisión permanente revisable con especialistas de todo tipo.

Así que, como no podía ser de otra manera en esta España nuestra, como decía la canción, los ciudadanos, a golpe de juicio, nos hemos convertido en expertos en Derecho. No hay barra de bar o sobremesa en la que no se hable de la sentencia de tal o cual juicio. Conocemos a muchos jueces por su nombre y apellidos, sabemos cómo se llaman las distintas instancias judiciales, si procede o no recurso, a cuánto tiene que ascender la condena para ingresar en prisión e, incluso, cuándo se obtiene el tercer grado. Y, por supuesto, a más juicios mediáticos, más cuñados opinando.