Este diario, que me permite publicar mis columnas con grave riesgo para su reputación, restringe, en legítima defensa, mi colaboración, a una columna mensual para limitar los daños que a su centenario prestigio puedan ocasionar mis ocurrencias y, si bien esa precaución denota prudencia, es ... lo cierto que a mí me crea graves limitaciones.

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En efecto, dado el espacio mensual entre mis columnas, me resulta casi imposible aprovechar para ellas las muchas situaciones grotescas que a diario se producen en este país, tan nuestro, y así ocurre que, cuando me corresponde enviar mis colaboraciones, todas las noticias merecedoras de comentario ya han sido exprimidas por las águilas de la prensa lo que me obliga a improvisar sobre asuntos más generales y de menor interés.

Sin embargo, esta vez he cazado al vuelo una noticia, no por típicamente burocrática menos sorprendente, que ha pasado desapercibida a todos los astutos periodistas que llenan páginas en los diarios o comentan los innumerables disparates con que nos obsequian diariamente nuestros amados políticos y aprovechando la oportunidad se la voy a explicar a ustedes:

Con la autoridad que ello confiere, en el Boletín Oficial del Estado de fecha 28 del pasado mes de septiembre (pag. 119180) en la sección de 'Autoridades y Personal' aparece una Orden ministerial firmada por Félix Bolaños, el inefable ministro multiusos: Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, también conocido como «la Voz de su Amo» en la que se procede, previas las preceptivas invocaciones a leyes y conocimiento por parte del Consejo de ministros, al nombramiento de Dª Ana Ruipérez Núñez, y ahí viene el toque no se si humorístico o directamente falto de vergüenza, como ¡Directora del Gabinete del Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno!

Como decía el clásico: «Si es broma puede pasar, pero a este extremo llevada...» y da una idea de los esclarecidos cerebros que rigen nuestros, no sé si destinos o desatinos, porque, si lo que querían los perpetradores de este chascarrillo era, como parece, dar un enchufe a esta señora, se les podía haber ocurrido otro pretexto, o haberla nombrado cualquier otra cosa si al final se trataba, como es lo más probable, de darle un sueldecito a cuenta de nuestros impuestos, pero esta redundancia tan chusca demuestra, o una pobreza intelectual supina, o un total desprecio hacia nosotros los ciudadanos. Y mucho me temo que en la pomposamente denominada 'Dirección del Gabinete de la Presidencia' habrá más directores generales que funcionarios. Como decíamos de jóvenes: «Había más jefes que indios» y en consecuencia más sueldos de alto nivel que trabajadores.

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No quiero imaginarme si a la flamante Directora del Gabinete del Director del Gabinete, se le ocurre nombrar otra Directora de su Gabinete y así...

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