Utopía de una noche de verano
La Noche de San Juan se convierte en asamblea popular y ofrece numerosas sorpresas políticas
Juan Francisco Ferré
Martes, 25 de junio 2024, 00:15
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Juan Francisco Ferré
Martes, 25 de junio 2024, 00:15
La medianoche mediterránea invita a salir de las convenciones. Vivo en la zona más tensionada de la ciudad, frente a la playa más popular, y me decido a bajar a ver qué me encuentro. No hace calor y la luna naranja ilumina la escena con ... su luz mágica. Me mezclo sin miedo con la gente, agrupada en torno a fogatas intensas, como deberían hacer los políticos para escuchar la verdadera voz del pueblo y no las falsas encuestas del CIS.
Enormes hogueras se preparan ya para quemar a los peleles impopulares. Se palpa el desengaño con la política y la euforia con la selección. La Roja ha vuelto, me grita una chica cuando me ve pasar. Toda la pandilla viste camisetas de España con la cara de Nico Williams estampada sobre sus pechos. La revelación nacional. Un navarro de ascendencia africana, no se puede ser más original. Todas apuestan por la victoria de España en la Eurocopa. Esta España, remarcan, mostrando la imagen afro del busto.
Europa es un mamoneo, me dice un facha que viene a fastidiar mi amistad con las fans de Nico. No entiendo sus artículos. Nunca hablan de la extrema derecha. El fenómeno social más excitante. Es sospechoso. Vox no es la voz del pueblo, le respondo para que me deje en paz y es cuando se me acercan varios seguidores de Meloni. La prefieren a Ayuso, demasiado castiza. Sánchez está amortizado y Feijóo también, proclaman a coro. Necesitamos un revulsivo, alguien que nos saque de la apatía. El 51% que no votó en las europeas lo está reclamando a voces.
Y, sin embargo, me dice una mujer mayor, la pasividad no es la solución. La amnistía era el precio por tener un gobierno progresista, aclara su acompañante, pero no a cualquier coste. No se pueden poner todos los recursos al servicio de una sola causa. Mire el resultado, y señala a los múltiples peleles que arden en las piras de la playa. Mientras solo se quemen ellos y no nos quemen a nosotros, me dice otra chica que chapotea en la orilla como si le quemaran los pies.
Un vecino enfadado me agarra entonces del brazo. Es usted un asno. Me confunde con el animal político por excelencia. No me molesta. Vivir aquí es un tormento por culpa del turismo, me dice, y ya no lo escucho. Las llamas de las hogueras brillan con una intensidad asombrosa. Me encanta sentir el agua nocturna marinando mis pies. Cuando despierto, las cenizas de Sánchez y Feijóo están todavía ahí, pero algo ha cambiado en el ambiente, con el Málaga CF en ascensión imparable. Amanece y siento que este verano promete ser diferente.
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