En 2020 se produjo un hecho político esencial para entender lo que está pasando ahora en el conflicto israelí-palestino: los Acuerdos de Abraham. Emiratos Árabes, Bahrein, Sudán y Marruecos, firmaban con Israel un pacto con el fin de normalizar las relaciones diplomáticas y comerciales. ... Tácitamente, se abría una vía diplomática para avanzar hacia una solución del problema palestino. El próximo firmante del acuerdo sería el poderoso país petrolero y sunita, Arabia Saudí, enemigo jurado del Irán chiita. Tanto para Hamás que gobierna Gaza con puño de hierro después de haber laminado a todas las facciones de la resistencia palestina, como para Teherán, que disputa la hegemonía en Oriente Medio a los saudíes y financia a Hamas, era una pésima noticia. Había que dar una patada al tablero. La fórmula, la maquinación, ya había sido televisada como ficción en dos series televisivas. Aquí la ficción y la realidad se confunden.

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La primera serie fue: 'Fauda' (caos en árabe) producida en 2015 por israelíes. Un thriller sobre las experiencias de la unidad anti-terrorista 'Mista´ arwim'. En la tercera temporada de esta serie se produce una conversación entre dos miembros del grupo terrorista palestino: Walid, el catecúmeno y Taofik el dirigente. El primero está espantado por el plan de hacer explotar una bomba de gas nervioso en una sinagoga. El líder le explica: «Los judíos responderán con una dura represalia; cometerán crímenes de guerra, tan inauditos, que todos los Estados islámicos intervendrán, incluida Irán. Para cuando EE UU decida intervenir será demasiado tarde, porque será el principio del fin de los sionistas». Walid responde que le parece exagerado, que nunca han hecho nada semejante. Taofik replica: «Piénsalo de nuevo, piensa en grande».

En la misma clave de maquinación para provocar el caos y la reacción del Estado hebreo, pero todavía más ajustado a los hechos reales, se anunció en otra serie, financiada por Hamas y donde los héroes son los terroristas, llamada 'Puño de los hombres libres'. En uno de los episodios miles de combatientes palestinos se infiltran en los pueblos fronterizos de Israel y mientras los drones destruyen casas y cuarteles, toman cientos de secuestrados para convertirlos en escudos humanos.

La masacre del 7 de octubre estaba preparada, ensayada y prevista para convertirla en una provocación a Israel y una trampa humanitaria para el mundo civilizado. El sufrimiento de los civiles inocentes en Gaza no estaba en el guión. La maquinación ha tenido éxito. La coincidencia con las elecciones europeas y presidenciales en Estados Unidos ha favorecido el impacto y la parcialidad flagrante de muchas instituciones como AI o UNRWA ha hecho el resto. Y el Gobierno de España a la cabeza de la manifestación.

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