Jóvenes agricultores

La Comisión Europea ya concluyó en 2015 que las principales necesidades se resumían en tres aspectos: el acceso a la tierra en régimen de propiedad o arrendamiento, el apoyo financiero y acceso al crédito, y las dificultades para encontrar suficiente mano de obra cualificada. Por ello la Unión Europea ha redoblado sus esfuerzos y acometido programas de apoyo para que los jóvenes agricultores se incorporen al sector, pero ha quedado demostrado tras décadas de Política Agraria Común (PAC), que esta no es suficiente para superar las principales barreras de entrada. Entre otros motivos porque para el acceso a la tierra o al capital entran otros agentes en juego, que operan al margen de esta política europea. Por ejemplo, la crisis energética, el aumento acelerado de unos gastos variables que representan una parte muy relevante de la estructura de costes de sus explotaciones, o el reciente desarrollo de parques solares que demandan grandes superficies de terreno, que se detraen del uso agrario.

Por tanto, para que este cambio se produzca y se rejuvenezca el sector, es imperativo desarrollar una verdadera política de Estado que vaya más allá de la Política Agraria Común, que se ha mostrado ineficiente por si sola para este fin. Pero además, y tal como recordaba el doctor Moyano, es necesario acometer un importante cambio cultural, mostrando la actividad agraria como un salida profesional de vanguardia, de servicio y con alto compromiso medioambiental.