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El otro día, mientras huíamos del calor veraniego –aquí, en La Rioja, no podemos hablar de ola de calor porque estamos ante un verano normalito ... y, como decía aquel: «Antes, a la ola de calor se le llamaba verano»–, al fresco de la cueva del vino, y mejorábamos la conversación, al compás de la cata de las cubetas de las últimas añadas, mi amigo Wilfrido, que es muy discreto hasta la tercera copa, espetó de improviso: «Ese es un bobochorra y, peor aún, es un negacionista». No dijo qué es lo que negaba, tampoco hacía falta porque, ya lo tengo dicho, Wilfrido, a veces, pierde la discreción y desbarra, pero quedó en el aire esa sensación, intangible y delatora de que llamar a alguien negacionista es el peor de los insultos.

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larioja ¡Negacionistas!