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Mi amigo Norberto, al que todos llamamos Berti, apodado 'Manos negras', aunque el tiempo, con su goma inclemente e indestructible, va borrando los restos de ... su apodo, es un hombre singular, llano e inteligente, pero singular. Desde niño tenía propensión a poner en práctica ideas disparatadas: meter al gato del alcalde en un saco de yute y cantar la coplilla «Ya está el gato en la talega, qué brincos pega, qué saltos da…»; atar una rabistaca de latas a la cola de Licores, el perro manforita de Tomasete, y soltarle delante de los matracantes del Viernes Santo; o pintarse la cara y las manos de negro con restos de raíces secas, usadas por los adolescentes para fumar, y decir que era el rey Baltasar, aunque esta última ocurrencia le costó su apodo y cuatro sarmentazos de su abuela Agripina, en las pantorrillas, cuando lo vio tiznado de negro, antes de meterlo en el barreñón con la pastilla de jabón Lagarto. Con el tiempo, Berti suavizó sus impulsos disparatados, pero no perdió su carácter ocurrente, especializándose en recitar coplas romeras y en componer relatos costumbristas locales, de gran éxito entre los paisanos.

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larioja Berti, 'Manos negras'