Ante el anuncio de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Logroño sobre la subida de la tasa de basura, y dado que veo que se sigue atribuyendo dicha subida al Gobierno de España y a la Unión Europea, tal como también se mencionó en ... el pasado debate de la ciudad, el mismo en el que el alcalde, Conrado Escobar, reiteró que en este mandato va a reducir la carga impositiva en un 10% a todos los logroñeses y logroñesas, exceptuando algunos impuestos «como las tasas de basura, porque la Ley de Residuos aprobada en la pasada legislatura obliga a cobrar más caro». Esto último es totalmente falso y lo explicaré a continuación.
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Parece que no solo el común de los mortales desconoce ciertos aspectos, sino que algunos gobernantes también los ignoran o, lo que sería peor, los conocen pero intentan engañar a la ciudadanía por un malentendido beneficio electoral.
Los impuestos municipales son tributos que gestionan y recaudan los ayuntamientos para financiar servicios públicos en su ámbito territorial. Están regulados por la legislación estatal, con cierta autonomía para los municipios, y permiten financiar servicios como la limpieza, mantenimiento de infraestructuras, iluminación pública, seguridad, actividades culturales, etc,
Las tasas, concretamente la tasa de basura o tasa de residuos urbanos, son las que se emplean para sufragar la recogida de todos los residuos: papel, envases, vidrio, textil, voluminosos, pilas, orgánicos y 'fracción resto', por parte de cada ayuntamiento, y las abonan quienes tienen una vivienda en la localidad. Una de las particularidades de las tasas es que, al estar ligadas a un servicio, la recaudación no puede superar el coste de este. En otras palabras, el ayuntamiento no puede enriquecerse o ganar dinero con la tasa. El importe de la tasa debe ser el resultado de dividir el coste del servicio entre el número de personas o viviendas que harán uso de él, como se ha anunciado, aunque esto ha sido así siempre. Lo que espero es que el gobierno municipal actual no pretenda sufragar también la limpieza de las calles con la tasa de basura ya que, por las cantidades que maneja, me da la impresión de que podría ser el caso.
Y sí, efectivamente, lo que ha encarecido y encarecerá la tasa de basura es no reciclar correctamente nuestros residuos. Por lo tanto, si cada habitante de Logroño redujera, reutilizara y reciclara correctamente sus residuos, se podría lograr una reducción considerable de esta tasa. El mayor coste que va a asumir el Ayuntamiento logroñés ahora es el relacionado con los precios que hay que abonar al Ecoparque, según el tipo de residuos, especialmente los de la 'fracción resto'.
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A estas alturas del siglo, la mayoría de las personas estamos bastante concienciadas sobre la importancia de la separación de los distintos tipos de residuos: papel, envases, vidrio e incluso textil. Sin embargo, en lo que respecta a la materia orgánica aún queda mucho por mejorar. Logroño en particular y La Rioja en general van muy por detrás de ciudades cercanas, como Vitoria-Gasteiz o Pamplona-Iruña.
La implantación de la recogida separada de la materia orgánica en el pasado mandato no fue una ocurrencia del concejal o del alcalde de turno. Se realizó, además de para cumplir con la normativa europea y estatal, porque toda la materia orgánica (contenedor marrón) que llega al Ecoparque paga menos que la 'fracción resto' (contenedores verdes, negros, grises, etc.). Por ello, si los ayuntamientos, incluido el de Logroño, quieren reducir la tasa de recogida de residuos, deben plantearse fórmulas para convencer a la ciudadanía para que ese más del 50 % de materia orgánica que sigue yendo al contenedor incorrecto (el de la 'fracción resto') se dirija al correcto, el marrón.
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Este es el trabajo más importante que tiene el Ayuntamiento. Que se realice un buen reciclaje y una correcta separación de la materia orgánica en origen, es decir, en los establecimientos, restaurantes, bares, comercios de alimentación, grandes superficies y, sobre todo, en los hogares. No es una tarea fácil ni se logrará de un día para otro, pero sí son necesarias campañas informativas, educativas y facilitar a los usuarios los materiales necesarios para una buena separación, tanto en sus propios domicilios como en la facilidad para depositarlos posteriormente. Recordemos que esa materia orgánica, bien separada acabará siendo un buen compost para nuestros campos.
A medio plazo, habrá que pensar en medidas que otras ciudades, en España y Europa, llevan implementando desde hace tiempo, como el pago real por generación, es decir, que quien más residuos genere, especialmente si son de la 'fracción resto', pague más.
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