Secciones
Servicios
Destacamos
Donald Trump está a punto de ser imputado por un tercer delito, su colaboración indirecta en el asalto al Congreso. La lista de cargos que ya pesan sobre él –abuso sexual, retención de documentos secretos– sería preocupante para cualquier candidato que no hubiera hecho de ... la transgresión su principal promesa electoral. El expresidente puede acabar en prisión en medio de la campaña presidencial de 2024 y, si se alza con el triunfo, indultarse a sí mismo.
Con cada imputación sube en intención de voto y en capacidad de recaudación de fondos. Ha dado con una tecla que funciona para la mitad de los votantes. Se presenta como alguien que viene de fuera de un sistema corrupto, dispuesto a reformarlo a las bravas, sin importarle desafiar preceptos básicos de la democracia. Y promete poner en práctica desde el poder las políticas económicas y sociales que le piden los que quieren una menor intervención del Estado en la economía o defienden una visión conservadora de la familia. Estos ciudadanos en el fondo sienten vergüenza por sus formas e insultos, pero concuerdan con sus decisiones.
Trump es capaz de sumar estos apoyos a los de los votantes más radicales, que se sienten postergados y quieren revancha frente al establishment de Washington. Es una coalición que puede volver a funcionar si crece en cinco Estados decisivos. Mientras tanto Joe Biden, con el que empata en muchas encuestas, necesita ser tratado como una persona de avanzada edad y se presenta contra la opinión del 70% del electorado, que le reprocha su falta de energía. Es casi seguro que su candidatura obtendrá más votos que la de su rival, porque la demografía ayuda a los demócratas. Pero el resultado de las elecciones presidenciales se decide sumando las victorias en cada Estado, registradas en el llamado colegio electoral, un sistema arcaico que da cierta ventaja a los republicanos. La norma fundamental solo prohíbe que sea presidente un condenado por rebelión o insurrección contra EE UU y no parece que Trump añada estas posibles penas a su lista.
Las consecuencias para Europa de un nuevo mandato del neoyorquino serían muy negativas. Estados Unidos volvería a replegarse sobre sí mismo. La salud de la democracia norteamericana se pondría más a prueba. En el exterior, se debilitaría la OTAN, disminuiría el apoyo a Ucrania, y China tendría más espacio para su ascenso global. Los europeos viviríamos mucho más desprotegidos. A cambio, nos sentiríamos mejores que nuestros aliados, como si no tuviésemos dentro de la UE una cuota creciente de transgresores con estilo trumpista.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.