Los jinetes andan sueltos

«Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llamas de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos...». Y según los datos de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en el curso 2021-2022 hay en España 1.028 seminaristas mayores, la cifra más baja en 19 años según el histórico estadístico recogido en la propia web de los obispos españoles. Del mismo modo, se recogen en los datos que el número de vocaciones sacerdotales y ordenaciones sigue en franco declive, sin relevo generacional, sin templos atendidos.

Y el corcel bermejo es montado por el jinete de la guerra: «Entonces salió un caballo rojo y al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz, para que se degollaran unos a otros y se le dio una espada grande...». Y el jinete sigue cabalgando y el 21 de septiembre de 2022, el Ministerio de Defensa ruso confirma que, en su guerra con Ucrania, más de 5.937 soldados rusos y 61.207 soldados ucranianos resultaron muertos.

Y el corcel negro era cabalgado por el jinete del hambre: «Y cuando abrió el tercer sello se oyó al tercer ser viviente que decía –Ven– Miré y vi un caballo negro. Y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes que decía: Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino...». Y el corcel negro cabalgaba y según el Informe de las Naciones Unidas: las cifras del hambre en el mundo aumentaron hasta alcanzar los 828 millones de personas en 2021.

Y el cuarto jinete se llamaba Muerte y de todos los jinetes es el único al que el propio texto explícitamente da pestilencia. El jinete pálido: .. A fecha de 12 de junio de 2022, alrededor de 6,3 millones de personas habían fallecido a nivel mundial a consecuencia de la COVID-19. Mientras que en Asia, continente en el que se originó el brote, la cifra de muertes ascendía a alrededor de 1,3 millones de personas, los decesos en Europa superaban en más de 690.000 personas dicha cifra.

Y así están las cosas. Quien quiera entender que entienda. Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.