La Barranca no es solo un lugar físico. Más allá de un cementerio civil que cobija las 3 fosas en las que fueron asesinadas y ... enterradas más de 400 personas en el otoño del 36, La Barranca es hoy, además, un Lugar de Memoria, un testigo para no dejar la barbarie en el olvido.
«La Barranca no es Lardero, ni Logroño, ni La Rioja. La Barranca es el mundo entero. En la Barranca asesinaron a ciudadanos del mundo entero, entre ellos a gentes de muchos y diversos lugares de nuestra tierra. Más de 400 personas». Así comienza el capítulo dedicado a La Barranca en el libro 'Aquí nunca pasó nada' (Editorial Ochoa, 2007). Este libro y 'Volver a casa. Exhumaciones de víctimas de la Guerra 1936 – 1939 en La Rioja' (Piedra del Rayo, 2022), explican cómo a finales de los años 70 del siglo pasado muchos pueblos se movilizaron para recuperar a sus muertos, desperdigados hasta entonces por campos y cunetas. Durante esos primeros años se consiguieron rescatar de la tierra más de 350 cuerpos en La Rioja. Este movimiento ciudadano por las exhumaciones de las víctimas tuvo especial incidencia en los pueblos de la Rioja Baja y la Ribera navarra. Los familiares de los asesinados (hijos, esposas, hermanos...) pudieron por fin rescatar sus restos y darles digna sepultura con 40 años de retraso.
En el caso de La Barranca de Lardero, la historia cambió de guión. El lugar del enterramiento siempre había sido conocido. Durante los largos años de la dictadura, las mujeres de negro, esas «mujeres que caminan», como escribe Carlos Gil, se encargaron de mantener vivo el recuerdo y, pese a la persecución de la que fueron objeto, no faltaron flores en el campo de La Barranca cada 1 de noviembre. Las mujeres de negro siguen sentadas en su sitio, hoy y para siempre, gracias a la escultura de Óscar Cenzano. Aquellos familiares de las víctimas de La Barranca decidieron dejar a sus seres queridos en el lugar en el que llevaban 40 años reposando. Murieron juntos y allí juntos seguirían.
El 1º de mayo de 1979 se inauguraba el cementerio civil de La Barranca y, desde entonces, ese lugar se ha convertido en un símbolo, en un lugar de encuentro para todos los que sufrieron la represión durante la guerra y la dictadura franquista. Hoy, en ese lugar, podemos rendir recuerdo y homenaje no solo a los más de 400 inocentes allí asesinados, sino también a las 600 personas también asesinadas en La Rioja y cuyos restos no hemos podido encontrar todavía. Y a los 2.000 riojanos que perecieron injustamente a consecuencia del golpe militar del 36.
No es difícil, después de haber escuchado tantas veces esa frase: «A mi abuelo lo mataron en... (un lugar que aun no hemos podido encontrar ni exhumar) pero cuando quiero encontrarlo, cuando quiero sentirlo, vengo a La Barranca y él está aquí». Eso es ahora La Barranca, el sentimiento y el recuerdo de todos. Cada familia, cada pueblo puede tener su propio mausoleo y sus propios recuerdos. Pero cuando queramos hacerlo todos juntos, de forma solidaria y colectiva, nos encontraremos bajo el monumento de Dalmati al dolor, al «horror» escribe él, y a la esperanza. Porque La Barranca es de todos y somos todos.
El cementerio civil de La Barranca, hoy convertido en Lugar de Memoria protegido como un bien de interés cultural de La Rioja, ha conseguido trascender su función inicial de fosa común. La tierra fértil de La Barranca, que nunca volvió a ser sembrada desde que recibió la semilla de más de 400 cuerpos atravesados por las balas, ha dado hoy su fruto en forma de Memorial.
Gracias a la comisión de familiares que se empeñó en mantener el lugar tal como había permanecido durante los últimos 40 años, hoy contamos en La Rioja con un lugar para compartir el dolor, evitar el olvido del pasado y mirar hacia el futuro explicando a las nuevas generaciones las barbaridades que pasaron allí donde «nunca pasó nada».
Esa comisión se convirtió en 2008 en la Asociación La Barranca para la Preservación de la Memoria Histórica de La Rioja. Más de 400 miembros, con edades e historias diferentes detrás, son el motor necesario para que esta historia siga adelante. Aparte de cuidar y proteger el espacio físico del Memorial, en Lardero, la Asociación se ha embarcado en la labor de mantener la memoria de la injusta represión que se llevó a cabo en toda La Rioja y de darla a conocer (libros, charlas, aniversarios), para que no vuelva a repetirse. Verdad, justicia y reparación. Recuerdo. Homenaje. Memoria.
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