Matar la pintura, matar la cultura

Ofrecía la presidenta su comparecencia de prensa delante de una de las obras ganadoras en la edición de 2021, con lo que se generaba una imagen surrealista, que una vez conocido el contenido de la misma resulta casi ofensiva.

Pretenden acabar con un certamen de periodicidad bienual en el que han participado en sus 13 ediciones miles de obras y pintores (digo bien… miles) y que ha contado entre sus cualificados miembros del jurado con las primeras espadas del mundo de la cultura nacional y regional. Unos premios fallados por profesionales como Carmen Laffón, Antonio López, Manuela Mena, Tomás LLorens , Juan Manuel Bonet, Rosa Castellot, Félix Reyes, Jesús Rocandio o Silvia Linder por citar sólo unos ejemplos.

Un evento cultural marcado en rojo en el calendario pictórico nacional al que, en la última edición de 2023, bajo la dirección del pintor riojano Francisco Javier Garrido, se presentaron cerca de 400 artistas con otras tantas obras. Un certamen que arrancó su andadura en 1998 por iniciativa de la presidenta Carmen Lasheras, fue consolidado por José Ignacio Ceniceros, continuado por Ana Lourdes González y potenciado en la pasada legislatura, dándole una dimensión más participativa, organizando actividades paralelas al mismo y abriendo el certamen –y a su jurado– a la sociedad para su disfrute. Un certamen con un premio especial (categoría exclusiva) para jóvenes pintores riojanos a los que promocionaba.

Es ahora el Partido Popular, a través de su mayoría absoluta en la Mesa del Parlamento, quien va a fulminar esta historia de éxito cultural. Es la propia presidencia del Parlamento quien va a eliminar el único hecho diferencial que tiene esta institución con respecto al resto de cámaras autonómicas. Es desolador y muy triste que se ataque de esta manera al arte, a la cultura, a la pintura… a la historia y el prestigio del Parlamento de La Rioja.

En la rueda de prensa mencionada, se intentó vender la muerte del certamen como algo natural e inevitable. Como si realmente no hubiese espacio para más obras y ese fuera un motivo factible o convincente. Desconociendo tal vez que todos los museos y colecciones de pintura del mundo, ya sean privadas o públicas, cuentan con fondos infinitamente mayores que su capacidad de exposición. Obras que van rotando, prestándose, integrándose en exposiciones temporales, viajando o formando parte de los fondos. El propio Parlamento regional cuenta con un inmenso almacén en Logroño en el que se almacenan obras, muebles y otros enseres y cuya capacidad sería suficiente para albergar las obras de otras mil ediciones.

Peor todavía, si cabe, ha sido la surrealista alternativa de proponer destinar los fondos utilizados para adquirir los premios y organizarlo (cada dos años) a causas sociales. Pretendiendo que la solidaridad fuese algo recién inventado para la ocasión. Como si no se destinasen ya cada año partidas a dichas causas. Como si no hubiese sido solidario el Parlamento desde siempre frente a cualquier desgracia.

Sin ir más lejos, en la pasada legislatura destinamos recursos económicos propios a entidades como Cruz Roja, UNICEF, a damnificados por terremotos, epidemias, catástrofes naturales, volcanes, guerras o incluso un millón de euros en 2020 para ayudar a combatir la pandemia del covid-19. No por ello dejamos de organizar, gestionar y dar lustre a las dos ediciones correspondientes del certamen. Ni la pandemia nos frenó en 2021. Ya se dispone en los presupuestos del Parlamento de La Rioja de una partida anual para dicha cuestión social. No es necesario en modo alguno cargarse el certamen de pintura para ser solidarios. Son cosas absolutamente distintas, y perfectamente complementarias dentro del presupuesto de la Cámara.

Quiero apelar desde esta tribuna al sentido común y al respeto a la cultura, al arte y a la pintura… al respeto a los artistas riojanos y riojanas y también a los de resto del país.

El próximo año, 2025, ha de celebrarse la decimocuarta edición del Certamen Nacional de Pintura Parlamento de La Rioja, con total normalidad. No hay otra opción razonable y posible que se pueda defender.