El objetivo es Irán

El Gobierno hebreo ha recibido un nuevo paquete de ayuda militar de Estados Unidos, que respalda el acabar con las milicias proiraníes en Oriente Medio. La iniciativa no es nada fácil y tiene un elevado coste en vidas que el Ejército de Israel trata de minimizar con su despliegue de infantería casa por casa, túnel por túnel en hospitales, escuelas y otros edificios civiles en lugar de continuar con bombardeos que causarían peores estragos. Sin embargo, la muerte de civiles y la escasez de alimentos, medicinas, electricidad y gasolina creando una crisis humanitaria muy grave entre los palestinos es algo que el primer ministro Benjamín Netanyahu debería tener más en cuenta. También debería reflexionar sobre si es el dirigente más idóneo.

La abstención de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU que permitió aprobar una resolución que reclama un alto el fuego es un serio toque de atención por parte de la Administración Biden, que también tiene que velar por sus intereses electorales frente a un Donald Trump decidido a cualquier acción con tal de regresar a la Casa Blanca. Israel y Estados Unidos enfrentan un objetivo difícil y complicado, con un desgaste público evidente por los elevados costes de sus operaciones, pero en la región, donde los Acuerdos de Abraham demuestran que árabes e israelíes se pueden entender, la mayoría son conscientes de quién es el verdadero enemigo.