Nuestra atención principal de lo que ocurre en el mundo y que tanto nos afecta está muy centrada en la amenaza de Putin en Ucrania y por la decisión de Israel y Estados Unidos, entre otros, de terminar con la influencia de Irán en Oriente ... Próximo acabando con Hamás, Hezbolá y otras milicias terroristas en Siria, Irak y Yemen. Lograr el objetivo no es nada fácil tanto en el campo de batalla como en la lucha por el famoso relato gracias a la propaganda. Ahora surgen, de repente, las movilizaciones estudiantiles en Estados Unidos y Europa.
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Entre medias, los europeos enfrentamos una grave amenaza por la inestabilidad en la región africana del Sahel, a la que se le presta mucha menos dedicación de la que merece. Este es otro escenario utilizado por grupos terroristas, radicales islámicos, paramilitares rusos e iraníes, con cierto amparo de Argelia. Hay que repetir una y mil veces que la estabilidad de esta región de África es la estabilidad de Europa y del mundo. La presencia militar de Francia en países como Malí, Burkina Faso y Níger se acabó tras los golpes de Estado con impulso ruso y dejando en la región un sentimiento no sólo antifrancés, antiguo colonizador, sino también antieuropeo.
Moscú persigue su reiterado objetivo de lograr una salida al Atlántico en un punto tan estratégico como el Sáhara o Mauritania. Durante 48 años, los intereses geoestratégicos de Estados Unidos y de la Unión Europea junto con la integridad territorial de Marruecos lo han frustrado. Ahora con mayor motivo tras la invasión rusa de Ucrania. Desde algunos meses, se ha puesto en marcha una gran iniciativa impulsada por el rey Mohamed VI, asumida y refrendada por los países de la región con apoyo de Estados Unidos y países europeos como España, para fortalecer la llamada fachada atlántica para, entre otras medidas, permitir a los países del Sahel utilizar los puertos en el Sáhara para comercializar sus productos. Se percibe como una oportunidad para impulsar la economía y consolidar las instituciones de estos países, fomentar la inversión extranjera y extender la influencia desde la fachada atlántica.
Rabat se presenta como un actor clave para contener muchas de las amenazas derivadas de las turbulencias en la región del Sahel, contribuyendo de manera significativa a mantener la paz y promover los valores de la cooperación en todos los sectores. El director general de Seguridad Nacional y Vigilancia del Territorio de Marruecos, Abdellatif Hammouchi, ha analizado en Madrid con sus homólogos españoles detalles de esta operación estratégica para todos.
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