Vladimir Putin es el responsable de la muerte de Alexéi Navalni. No se trata de emitir una sentencia judicial que no nos corresponde. No se trata de atribuir un fallecimiento sin las pruebas correspondientes. Sea como fuere la causa de la muerte del opositor con ... más capacidad de poner algo nervioso al antiguo dirigente del KGB soviético, la persecución padecida por el abogado que decidió volver a su patria, aunque sabía el grave riesgo que corría su vida, ha tenido un impulsor implacable desde el Kremlin. Si acaso tuviera algún ápice de pudor, Putin hubiera tomado todas las medidas necesarias para preservar la vida de su contrincante político. Pero no. La decisión fue recluirlo en una de las prisiones rusas con las condiciones de vida más duras, donde penan los condenados más peligrosos.

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Veremos a quien le colocan la muerte de un símbolo que va a perseguir durante algún tiempo a un dirigente que tiene asegurada la reelección en la pantomima de elecciones presidenciales convocadas para el próximo mes de marzo. Solo tres títeres han sido preparados para que presentaran su candidatura para vestir lo que representa un montaje donde se cumplirá el trámite para que Putin cumpla un nuevo mandato hasta el 2030 con 78 años. En estas circunstancias, la pregunta que se puede plantear cualquiera se sitúa en qué grado puede importunar al presidente ruso la cascada de condenas internacionales por la muerte o el asesinato de Navalni.

Internamente, el Gobierno ruso ha endurecido las ya muy represivas leyes contra los actos de oposición. Más de cien detenidos por poner flores y rendir homenaje a un líder político que sobrevivió a un envenenamiento gracias a su traslado a Alemania y al tratamiento de los médicos. Su regreso a la madre Rusia supuso su entrada en prisión con un rosario de condenas que al final, ni siquiera le han permitido cumplir.

En la Conferencia sobre Seguridad de Múnich se recibió la noticia con indignación y como un desafío mortal enviado desde el Kremlin para quienes en Europa y en Estados Unidos todavía no se han convencido del todo de las intenciones agresivas de un Putin que actúa con total impunidad. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, habló directamente de asesinato, mientras anunciaba la retirada de Avdivka, una ciudad clave en el Donbás. Y reclamaba que se mantenga la ayuda económica y el apoyo militar imprescindible de EE UU y Europa para hacer frente a las ambiciones de Putin. Reino Unido, Alemania y Francia han firmado acuerdos bilaterales de colaboración con Ucrania. En España no se conoce que el Gobierno de coalición de ultraizquierda progresista se lo plantee.

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