Se ha abierto el melón de la Capital Cultural Europea 2031 y se han postulado varias ciudades: Granada, Cáceres, Toledo, Burgos, Gijón, Las Palmas, Jerez… Aunque aún no están ni esbozados los proyectos, habrá previsiblemente varios que se centrarán en el pasado mestizo y tolerante ... de algunas de estas ciudades. Cuando la capital le toca a España, siempre aparece el concepto de las tres culturas como un comodín que utilizan todas las ciudades que pueden. Previsiblemente, Burgos, Cáceres, Toledo, Jerez o Granada manejarán esta idea fuerza de la convivencia pasada entre judíos, musulmanes y cristianos como un valor cultural que pueda aportar razones para ser capital cultural.

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En España, solemos ser buenistas y enrollados cuando miramos al pasado e imaginamos una sociedad medieval ideal con las tres culturas conviviendo. Pero en el presente, eso de buscar un equilibrio nos cuesta y andamos a la greña optando bien por Israel, bien por Palestina, sin demasiados matices.

Hace nada, oficialmente los judíos «conspiraban» contra España en unión de los masones y algunos ministros de Franco apoyaron sutilmente a Palestina en la ONU. La OLP abrió oficina en Madrid en 1977, pero no establecimos relaciones con Israel hasta 1986. En tiempos de Aznar, se impulsó la beatificación de Isabel la Católica, pero también la antijudía, y Roma dijo que no. Pero tras el 11S, todo cambió: los judíos pasaron al imaginario bueno y los árabes al malo. Ahora, tras las acciones terroristas de Hamas y la reacción de Israel, ha estallado la división y nos cuestan los matices, preferimos el trazo grueso: o blanco o negro. Lo de las tres culturas es bonito como concepto, pero no lo practicamos.

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