Sandokán o Maluma

Mi suegra lleva la voz cantante y se escandaliza: «¡Qué tíos más feos los cantantes de hoy, y qué pintas! ¿Cómo pueden salir a cantar en chándal, con gorra, gafas de sol y esos tatuajes?». Después, compara. «¡Qué diferencia con los de antes!», exclama al ver en La 2 a Camilo Sesto cantando «Getsemani», un tema de «Jesucristo Superstar».

Mi suegra ensalza su melena bien peinada, su traje de anchas solapas, lo guapo que era y sus canciones. Le recordamos que su generación no decía eso cuando Camilo Sesto, Raphael o Pablo Abraira aparecían en los shows de Nochevieja, sino que los tildaban de afeminados «con esas melenitas tan bien peinadas que parecen niñas». Por no hablar de cómo se escandalizaban con el musical sobre Jesucristo.

Nochebuena es una fiesta familiar y bulliciosa, con muchos villancicos, nada de tele y poco margen para la nostalgia: si alguien habla de los ausentes, se cambia de tema. Nochevieja es más reflexiva. Cuatro generaciones ante el televisor comparando tiempos y tendencias: para mi suegra, el ideal de belleza es Sandokán, para mi nuera, Maluma, ¿a quién admirará mi nieta?