Quienes en los 70 éramos unos 'pringaos', en 2025 seríamos unos 'incel', acrónimo de la expresión inglesa 'involuntary celibate' (célibe involuntario), o sea, que te ... gustan mucho las chicas, pero no te hacen ni caso. Una serie de televisión que ha gustado mucho, 'Adolescencia', ha puesto de moda lo de 'incel' y nos ha convencido de que algo tan antiguo como el mundo, que un adolescente no tenga éxito con las chicas, no es ley de vida, sino trauma, problema y preocupación.

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¿Quién no se ha sentido un 'pringao', un panoli, un primo, un cándido, un primavera a los 15 años? ¿Quién no ha padecido la humillación de no comerse una rosca en la adolescencia? En las fiestas madrileñas de San Isidro, la manera de invitar a bailar a una chica era ofrecerle una rosquilla. Si la aceptaba, él y ella bailaban y se comían juntos la rosca. Si la rechazaba, no había ligue y te comías tú solito la rosquilla. En las discotecas, era parecido: tras la música animada o tiempo del cortejo, llegaban las lentas, que era cuando le pedías a ella bailar y, normalmente, se negaba porque ya entonces funcionaba la regla del 80/20: el 80 % de las mujeres se sentían atraídas por el 20% de hombres y tú nunca estabas en ese 20.

En 2025 redes socies más sencillo descubrir que eres solo un 'amigui pagafantas'. Basta con asomarse a Tinder, OkCupid o Badoo para darse cuenta de que rechazan tu rosca, pero en lugar de resignarte y esperar tiempos mejores, te sientes 'incel', te frustras tremendamente, culpas al feminismo, abrazas la misoginia y el machismo, te ciscas en todo lo woke y los hay que recurren a la violencia. Las redes sociales tienen su gracia, pero era menos peligrosa la rosquilla... y más nutritiva.

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