El año que viene las pensiones subirán un 2,7% y los pensionistas hacen cálculos. Antes de jubilarse, miraban la cuenta corriente solo si era necesario. Tras el retiro, esa consulta se convierte en neurosis. Cogen el móvil a cada rato y no es para ... ver los mensajes, sino para comprobar si ha entrado dinero nuevo o les han pasado algún recibo. Y los días de cobro, el 25 de cada mes, esas consultas son continuas, convulsas, maniáticas. Se preocupan por el dinero y por el futuro. Los jubilados recientes pertenecen a una generación sándwich que atiende a los padres y cuida a los nietos, pero ¿quién los cuidará a ellos? Están convencidos de que nadie, así que ahorran para cuidarse solos, ya sea contratando a alguien, que suele ser inmigrante y por eso recelan del rechazo político a los extranjeros, ya sea en una residencia en un lugar tranquilo.

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En la UNED, cuando tocan exámenes, los profesores titulares se reparten por medio mundo. Les puede tocar examinar durante una semana en Nueva York, Buenos Aires, Berlín, Pekín… Conozco a uno de estos profesores que no aspira a estancias de siete días como examinador en fabulosas metrópolis lejanas, sino en ciudades españolas de menos de 30.000 habitantes, que tengan obispo, pero no sean capitales de provincia porque, dice, son tranquilas, se respeta al cura y al mayor, al boticario y al profesor, y, fundamental, se come muy bien. De las 107 ciudades españolas con Catedral, 35 cumplen estos requisitos y son las mejores para vivir una plácida jubilación. Ya lo aconsejó Fray Luis de León: huir del mundanal ruido y, esto lo aconsejamos nosotros, retirarse a El Burgo de Osma, Baza, Coria o Calahorra con los ahorros y la pensión.

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