Antes, los creídos, los aprovechados, los manipuladores y los imbéciles eran egoístas, presumidos, quizás fatuos. Ahora son narcisistas. El narcisismo está de moda y se ha convertido en un concepto baúl, en un término comodín o, ahora que está tan de moda, en una palabra ... ómnibus porque aguanta cuanto contenido léxico quieras meter dentro y sirve para cualquier anomalía de las interacciones humanas. El narcisismo vale para casi todo, siempre que sea negativo, y, desde luego, va más allá de las relaciones de pareja.

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No hace nada, cuando una relación amorosa no funcionaba, se decía que era mala, que faltaba empatía, amor, comunicación, confianza y respeto. Siempre se encontraba un o una culpable, que inmediatamente era caracterizado como sinvergüenza, celoso patológico, picaflor o ególatra. Hoy, cuando algo falla en la búsqueda imposible de la relación perfecta, se dice que se trata de una relación tóxica y se busca al miembro narcisista de la pareja.

Pero la amplitud significativa del narcisismo va más allá de enamorarse de la propia imagen mirándose a un espejo, como hacía Narciso, o de ser cruel con quien dices amar. Para saber si eres narcisista, has de responder a diez preguntas y establecer una comparación ¿Me siento único y especial, creo que lo hago todo bien, lanzo acusaciones falsas para lograr mis objetivos, solo me amo a mí y desprecio a los demás, soy un paranoico que disfruto del dolor de otras personas, hago promesas falsas, seduzco y comunico eficazmente, culpo a los demás de mis errores, necesito controlar y manipular, soy arrogante, me parezco a Trump? Bastan cinco respuestas acertadas para ser un perfecto narcisista, para ser un hombre a la moda.

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