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Mientras el rey Felipe VI pronunciaba su discurso navideño, denunciando la contienda atronadora del debate público y señalando la clamorosa demanda social de serenidad y consenso, una parte de la ciudadanía, los Z y los 'millennials', apuraba la Tardebuena entre cañas y tapas y ... otra parte, los X y los 'boomer', daba los últimos toques al pavo y remataba los detalles de una mesa lujosa con la vajilla mejor y la cubertería de los días señalados. Cada uno estaba en su afán: el Rey hablaba y la ciudadanía, aunque estuviera la tele puesta con don Felipe en pantalla, se ocupaba de la Nochebuena.
Sin embargo, más allá de las audiencias televisivas, el monarca y la gente coincidían en lo fundamental porque, en realidad, la esencia del discurso del Rey ya llevaba unos días en nuestros teléfonos móviles en forma de guasap. El mensaje real, en versión irónica, nos lo había enviado una amiga o un conocido días atrás. Consulten su móvil y, seguramente, en su WhatsApp encontrarán una felicitación navideña bastante divertida en la que, ataviados con llamativos jerséis navideños, Sánchez y Feijóo, Ayuso y Yolanda Díaz o Abascal y Rufián se funden en emocionados abrazos.
Por la vía del humor, alguien con gracia ha sustanciado en un vídeo falso y ocurrente el mensaje real y el sentir colectivo: la crispación no nos empuja al guerracivilismo de las dos Españas que «han de helarnos el corazón», sino al cachondeo y la risa como armas contra la pesadez de la contienda perpetua. Nos aburre tanto enfrentamiento ajeno a la realidad social de una España que llena las calles y los bares, se divierte con las luces y los escaparates, se abraza sin rencor y se retrata en sus guasaps.
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