Dos besos
A la última ·
Llegó la pandemia y todo lo cambió. El miedo al contagio ha acabado con el besuqueo obligatorioSecciones
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Llegó la pandemia y todo lo cambió. El miedo al contagio ha acabado con el besuqueo obligatorioSe llamaba Regina Pino, pero se presentaba como Pinona. Era canaria y todo sucedió en El Escorial, durante el verano de 1973. Pinona llegó nueva a la pandilla, nos saludó besándonos y nos paralizó. Era la primera vez que una amiga no nos daba la ... mano, sino dos besos. Cuando reaccionamos, intentamos explicarnos aquel saludo tan agradable como inesperado y lo atribuimos al origen canario de Pinona, pues se decía que a las islas llegaban antes las novedades sociales que a la península.
Pinona se adelantó, lo que vino después fue un despendole. Poco a poco, los dos besos se convirtieron en la forma universal de saludo y llegamos a un punto en que, si dabas la mano en vez de entregar los labios, pasabas por estirado, engreído y clasista. «¿Pero qué se habrá creído?», se decía de quienes extendían el brazo para proteger sus mejillas. Los dos besos de Pinona me gustaron por novedosos. Los que vinieron después me parecieron antinaturales, forzados, a veces de Judas y siempre antihigiénicos. Pero me entregué al besuqueo desde que mi madre me acusó de ineducado por no besar a sus amigas.
Lo peor fue cuando trabajé 14 años en una escuela de teatro. No he conocido ningún gremio más besucón que los actores. Se besan y abrazan al encontrarse por la mañana, al despedirse a mediodía, al reencontrarse por la tarde… Donde fueres haz lo que vieres, así que me entregué al ósculo, la carantoña y los mimos con intensidad dramática, sin que se notara mi perplejidad. Pero llegó la pandemia y todo lo cambió. El miedo al contagio ha acabado con el besuqueo obligatorio. Ahora, adelantar la mano resulta educado, discreto y saludable. Pinona trajo los dos besos y la covid se los llevó.
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