La dimisión del presidente del Gobierno, Mario Draghi, y la convocatoria de elecciones anticipadas encienden las señales de alarma en Bruselas. REUTERS

Italia sin piloto

Draghi era el adulto en la habitación de los líderes de la UE tras la jubilación de Merkel

Italia se deshace de su mejor piloto en un momento crítico para la economía europea. La dimisión del presidente del Gobierno, Mario Draghi, y la convocatoria de elecciones anticipadas encienden las señales de alarma en Bruselas. La tercera economía del euro puede entrar -una vez ... más- en un ciclo de inestabilidad política justo cuando aumenta la incertidumbre financiera y geopolítica en el continente. El exbanquero central al frente del Gobierno los últimos dieciocho meses ha demostrado ser un líder capaz de forjar consensos y resistir las pulsiones populistas de ambos extremos ideológicos, en la mejor tradición de una tecnocracia ilustrada. Pero los partidos que lo apoyaban han preferido ganar votos a corto plazo y llegar a los comicios distanciados de un Ejecutivo de mayoría nacional, europeísta y moderado.

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La inflación disparada, el chantaje de Rusia en temas energéticos, la montaña de deuda pública y los efectos aún visibles de la pandemia son retos mayúsculos. Draghi exigía para gestionarlos trabajo en equipo y políticas basadas en datos y opiniones expertas. En los últimos días las presiones internas y externas para que reconsiderase su marcha han sido enormes. Mientras se inclinaba la balanza, el primer ministro ha hecho su último viaje internacional a Argel y ha regresado con un ventajoso acuerdo de suministro de gas, que aprovecha el hueco dejado por la impericia del gobierno español en su política hacia el Norte de Africa. Al final, a Draghi no le ha servido sacar este conejo de la chistera. La falta de un mandato popular de las urnas le ha dejado vendido frente a políticos profesionales como Silvio Berlusconi, Matteo Salvini, Giorgia Meloni o Giuseppe Conte, capaces de reinventarse como voces antisistema tantas veces como sea necesario. En el coro de verdugos algunos reprochaban al jefe de gobierno una excesiva firmeza ante Vladímir Putin, una prueba más de la cercanía de buena parte de la clase política italiana a los intereses rusos.

La crisis italiana nos afecta a todos los europeos. Draghi era el adulto en la habitación entre los líderes continentales, una vez que Angela Merkel se ha jubilado y ha quedado expuesto su error estratégico de no dar suficiente importancia a la seguridad del suministro energético. El italiano servía de dique de contención frente al liderazgo tosco y emocional de los hombres fuertes en boga. Tras su actuación al frente del BCE durante la crisis del euro su figura tenía algo de salvífica. Sin Draghi, la unidad de actuación de los 27 Estados miembros frente a Rusia será más complicada y su país puede convertirse en el eslabón débil de la moneda común.

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