Iraquíes en Londres

A pesar de su tránsito por varios festivales de cine, entre ellos el prestigioso de Locarno, este título no gozó de la repercusión que sus expectativas albergaban y su eco se diluyó en la cartelera comercial todavía amenazada por el escarnio vírico. Por lo tanto, oportunidad pintiparada para visionar una propuesta que habla de los conflictos y contradicciones de un puñado de figuras intentando encontrar su sitio en el mundo tras salir de su país, Irak, sumido en la incertidumbre.

El epicentro de la acción y lugar a través del cual fluye el discurso del largometraje es una cafetería londinense, Abu Nawas, regentada por refugiados iraquíes, que se convierte en el alma espiritual del relato. La historia, estructurada en varios momentos temporales, concentra entre las cuatro paredes del local los temperamentos y avatares de tres personajes cruciales.

El grueso del guion lo soporta Taufik (Haytham Abdulrazap), un hombre duro y ateo resistente, conciencia y vector de todos los nudos que se plantean en el filme, y poeta que con sus versos de inspiración árabe trata de no perder las raíces de su cultura. Amal (Zahraa Ghandaur), joven arquitecta que lucha por integrarse en la sociedad occidental como mujer independiente y libre del papel que le adjudica la Sharía. Y Mohammed, fundamentalista islámico, abducido por las soflamas radicales de su Imán.