Invitación a la libertad
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El 26 de mayo está en juego el futuro de Europa, pero también poder sustraer la gestión de lo próximo de la polarizaciónLa campaña oficial para las elecciones europeas, autonómicas y locales del 26 de mayo comienza hoy, solapada con el particular escrutinio que cada ciudadano viene haciendo de los resultados del 28-A y de sus efectos sobre el comportamiento de los distintos partidos. Han ... pasado cuarenta años desde que los españoles fueron convocados a dos comicios consecutivos en el plazo de un mes.
La próxima cita invita a los ciudadanos a esmerarse en distinguir entre las dos urnas en las que pudieron depositar sus votos hace doce días, y entre las tres que se les brindará el 26-M. Podrán optar por la lista que mejor refleje sus ideas para el futuro de Europa, por la candidatura que consideren más idónea en la administración de su autonomía y por aquellas personas que les merezcan más confianza en la gestión de los intereses que comparten con sus conciudadanos. La concurrencia de tan distintas elecciones induce, inevitablemente, sesgos de fidelización partidaria en el voto ciudadano. Pero también desafía al elector en cuanto al ejercicio de su libertad y a la expresión de su criterio personal. Las diferencias en el recuento de las tres urnas del 26-M, en su relación con las dos del 28-A ofrecerá el retrato más fiel de una sociedad pluralista en la primavera de 2019. Los resultados de las generales constituyen el trasfondo, el lienzo sobre el que los votantes del 26 de mayo pintarán los matices de un mosaico que ya es diverso, ratificándose o corrigiendo tendencias que a partir de este mes podrán mantenerse durante cuatro años.
Los ciudadanos tendrán la oportunidad de contravenir las mayorías que se adivinan en el escrutinio de las generales, o la de confirmarlas con su voto. Lo importante es que el electorado no perciba los resultados del 28-A como si se tratara de un mandato inexorable. Que el domingo 26 de mayo los ciudadanos se pronuncien liberados también de su último voto. Para ello sería necesario que quienes protagonizaron la campaña por la presidencia del Gobierno, para el Congreso y el Senado dieran un paso atrás y cedieran la utilización del escenario a aquellos que aspiran a representarnos en Estrasburgo, y a atender los asuntos colectivos en los parlamentos autonómicos y en los ayuntamientos. El 26 de mayo los españoles nos jugamos el futuro de la Unión, como se la juegan los demás europeos. Pero también nos jugamos la posibilidad de liberar la gestión de autonomías y municipios de la tensión polarizada a la que está sometida la política más partidaria.
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