Investidura y gobernabilidad
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Un Ejecutivo PSOE-Unidas Podemos tendrá escaso recorrido si no se garantiza una sólida mayoríaEl principio de acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos para formar el primer Gobierno de coalición desde la Segunda República se enfrenta al reto de concitar la mayoría suficiente en un Parlamento más fragmentado y polarizado que el surgido de las elecciones del 28 ... de abril. Los diez diputados perdidos por ambas fuerzas dificultan la investidura de Pedro Sánchez, que habría resultado más factible en las Cortes disueltas al ser convocadas las elecciones del 10-N. Los 155 escaños que suman ambos aliados en un Congreso de 350 son manifiestamente insuficientes para tal empeño, aunque incorporen al PNV y otros pequeños grupos regionalistas, previa contraprestación por sus apoyos. La suerte del líder socialista depende de un eventual guiño de los independentistas de ERC, cuyo líder acaba de ser condenado por secesión y que plantean exigencias difícilmente asumibles para Sánchez, o de un sorprendente viraje de Ciudadanos hacia la abstención. Estas y otras opciones que a día de hoy parecen improbables pueden dejar de serlo si la alternativa es una nueva repetición electoral en pleno auge de la ultraderecha. Pero la parálisis política que atenaza España desde hace cuatro años no quedaría resuelta necesariamente aunque Sánchez se garantizara otro mandato. La experiencia demuestra que constituye un error de bulto amarrar solo la investidura y confiar la gobernabilidad del país a pactos de 'geometría variable' improvisados en cada votación del Congreso, sin socios estables con los que hayan sido consensuados los principales proyectos de la legislatura y que garanticen su viabilidad. El acuerdo PSOE-Unidas Podemos, del que hasta ahora solo se conocen generalidades, ha de incluir un programa de actuación coherente y contar con un respaldo que garantice su puesta en marcha y, en todo caso, la aprobación de unos nuevos Presupuestos. No se trata solo de investir a un presidente, sino de que el Gobierno pueda gobernar asentado en una sólida mayoría y no se vea maniatado por una agónica debilidad parlamentaria que le ate de pies y manos, como ha ocurrido con el de Sánchez tras la moción de censura. Ello equivale a implicar a otras fuerzas políticas y pactar con ellas cuestiones en las que Sánchez y Pablo Iglesias ya van a tener bastantes dificultades para conciliar posturas, como la crisis catalana, el control del déficit o la política exterior y de Defensa. El desafío es harto complicado, pero rehuirlo sería apostar por una salida en falso de escaso recorrido.
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