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De siempre me ha gustado la expresión 'torneo interpueblos'. De pelota, sobre todo. O de cualquier otra disciplina deportiva o folk. España es esencialmente 'interpueblos'. Andamos entre Pinto y Valdemoro, entre Villanueva de Arriba y Villanueva de Abajo, y entre la gala de Medina y ... la Flor de Olmedo. Entre Fairy y Mistol, vaya, que es como el supurado verde de toda esta interterritorialidad geográfica y lírica. Y también la poción de los rasgos diferenciales. En una Villanueva se saca lustre a la paella con uno y en otra Villanueva, con otro. Ese es el quid, el programa. En los polos de la recta interpueblos lucen dos paellas relucientes como dos soles municipales. Y al final amanece, que no es poco. El pique mítico entre localidades es el que convierte la rivalidad en fusión.
España no está más vacía gracias a que sigue funcionando, o fusionando, el teorema del 'pueblo de al lado', que consiste en que eres tu propio pueblo y a la vez el de al lado, con el que compartes, desde los tiempos del viejo testamento, diferencias, piques y rencorcillos que han sobrevivido a los mapas políticos y geográficos de la escuela. Dejando aparte lo irreconciliable, lo innegociable de la fórmula de los detergentes respectivos. Es, en definitiva, de lo que trataba '¡Bienvenido, Mr. Marshall!', allá por 1952. Pero que ahora, en 2022, es un poco igual. Véase, si no, el caso Villanueva de la Serena/ Don Benito. La película de Berlanga (que era como una película de España, hizo varias películas de España; en 'La Vaquilla', que Berlanga tenía ideada desde los cincuenta, dos ejércitos interpueblos toreaban una misma res; o las dos familias, Planchadell y Calabuig, que en 'Moros y cristianos' se repartían el turrón), 'Bienvenido', digo, su comedia municipal y por extensión nacional y hasta yanqui, si nos ponemos, se basaba en el equívoco entre dos localidades: Villar del Río y Villar del Campo. Les desafío a que me digan sin pensarlo, rápido, ya, en cuál de los dos Villares tenía lugar la acción.
A mí todavía me pasa y digo un Villar por otro. Bueno, le pasaba hasta al propio alcalde de Villar del Campo, ¡perdón, del Río! Pero es que era igual: Villar del Río existía por oposición o reflejo, más bien, de Villar del Campo. Y viceversa Villar del Campo: solo porque lo nombraban los habitantes de Villar del Río, a menudo por equivocación. Eran los dos Villares, quiero decir, el mismo Villar, para Berlanga y para los espectadores, que seguimos sin resolver el lapsus. Ni falta que hace. Porque no hay por qué resolver este equívoco interpueblos. El del Río existe porque lo vemos y el del Campo, porque lo imaginamos. A sus habitantes y Plaza. Como una réplica de la del Río, que conocemos (disfrazado todo, a su vez, de pueblo andaluz). Y ninguno de los dos Villares será finalmente agraciado por los fondos de Mr. Marshall; con lo que ambos compartirán un mismo vaciado, que los fusionará en una misma fábula política, local y universal. En un mismo destino en lo municipal. En el imaginario catastral.
Pues esta tradición interpueblos, tan asendereada entre nosotros, es lo que se ha reproducido en el contencioso mantenido entre Villanueva de la Serena y don Benito por un nombre que recoja a ambos sitios y gentes, tras la unión administrativa. Claro que, a diferencia de 1952, la Plaza pública, el Foro, tiene ahora el perímetro de las redes. Ahí se disuelve en estos momentos el dilema. No quiero pensar en qué se opinaría respecto a poner o no la fuente con chorrito y de qué color el chorrito.
No obstante, existe un buen punto de partida para buscar la solución al problema del nuevo nombre si como aseguran los respectivos regidores: se ha generado «un consenso generalizado en su rechazo». Peor fuera que hubieran estado de acuerdo nada más empezar. Para fundirse en un topónimo común, es positivo, de entrada, no aceptar ninguno. Lo otro hubiera sido un cierre en falso. Sin torneo interpueblos no hay fin de fiesta. Y el torneo ha de verificarse. Entre tanto, me puedo imaginar a la Comisión Toponímica arriba y abajo con el nombre: VillaBenito, NuevaSerena, VillaSerena de Don Benito, Serena La Nueva...
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