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El jaleo es lo que impera desde hace tiempo en el patio político español y así no hay quien viva tranquilo. Nos hemos acostumbrado tanto al ruido que es como cuando pasa la charanga en las fiestas y la sientes lejana como un recuerdo. Es ... todo tan infantil que resulta agotador ver cómo las exageraciones y los apocalipsis han sustituido a las propuestas. Se disparan insultos en vez de argumentos. Es tan desilusionante como el espectáculo de un mago al que se le ven los trucos.
No imagino a Angela Merkel, por ejemplo, inventado ocurrencias en vez de soluciones. Compartas o no su ideología, su nivel político no es comparable. Ella se considera una servidora pública y es evidente que se lo cree. Estos días ha coincidido en Berlín con Pablo Casado y debió ser como cuando el día eclipsa a la noche. Habló Casado como el soplón de la clase que señala con el dedo. «Para los que no lo sabéis –contó–, el Gobierno de España es socialista con ministros comunistas». Lo dice como si estos últimos fueran clones de Stalin y partidarios de sus crímenes. A estas alturas de la historia, estos comunistas a los que se refiere Casado no pasarían de socialdemócratas. Produce risa creer que añoran las dictaduras comunistas quienes se integraron en las democracias europeas para construir el estado del bienestar. A buen seguro que los allí reunidos, a poca historia que sepan, esbozarían una sonrisa al comprobar la ignorancia del interviniente.
Claro que no solo en Berlín están atónitos. En Madrid hay quien cree lo mismo y lo dice. Ahí esta Esperanza Aguirre, una faraona de la política, echando vinagre en la llaga. Según cree la singular cazatalentos, el PP está infestado de «chiquilicuatres» que no saben nada de política y la sede de Génova alberga a «políticos novatos y de pocas luces». Ahí queda eso para mayor gloria de Isabel Díaz Ayuso.
Merkel se va después de haber liderado Alemania y, en parte, también Europa sosteniendo políticas de austeridad presupuestaria, discutibles, en la crisis de 2008. Tras dieciséis años de gobierno se va sin estridencias. Vamos, que ni antes ni ahora me la imagino yo viniendo a España a ridiculizar a su país con prejuicios insolventes ni criticar a sus sucesores en el partido con menosprecios. No habiendo nada más efímero que la política hay quienes se van sin irse, seguro que Merkel no seguirá su ejemplo.
Afortunadamente, en este país hay mucho talento que surge del esfuerzo, no del compadreo y el enchufe de esa política inútil que hace tanto ruido. Israel Fernández, gran promesa del nuevo flamenco, ha confesado que todo cuanto sabe se lo enseñó un maestro en libros que le fotocopiaba porque no podía comprarlos. Su tema, «La inocencia», es un bálsamo para quitarnos la desazón a todos los que hace tiempo aprendimos que en política nada es inocente.
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