El Estatuto Marco es la Ley que regula las relaciones laborales en el Sistema Nacional de Salud (SNS), se trata de una norma fundamental que ... garantiza el correcto funcionamiento de nuestro sistema sanitario.
La actual regulación, establecida en la Ley 55/2003, necesita una actualización que tenga en cuenta los cambios en la atención sanitaria y los nuevos métodos de trabajo. Por citar algún ejemplo, en las últimas dos décadas, el modelo de atención sanitaria ha evolucionado significativamente debido al envejecimiento de la población, el incremento de las enfermedades crónicas y la digitalización de los servicios de salud. Además, las directrices europeas han puesto el foco en la conciliación laboral, la reducción de la jornada laboral y el reconocimiento de la formación y especialización de los profesionales sanitarios.
Es lógico que, dada la trascendencia de los cambios en el sistema, tanto en los profesionales que lo conforman como en la ciudadanía, cualquier reforma debe partir del diálogo y el consenso, algo que el actual borrador del Ministerio parece haber olvidado. El texto filtrado ha logrado unificar a todo el colectivo médico en su contra. Estudiantes de medicina, médicos y médicas en formación, sindicatos médicos y colegios oficiales han manifestado su total rechazo a las propuestas planteadas, que ignoran reivindicaciones históricas del sector. Entre las preocupaciones principales se encuentran la falta de reconocimiento del tiempo trabajado, la ausencia de mejoras en la clasificación profesional o la rigidez en el régimen de incompatibilidades, entre otras.
Uno de los aspectos más preocupantes es la intención de homogeneizar a todo el personal sanitario sin reconocer la singularidad de la profesión médica. La medicina es una disciplina que exige una formación prolongada (12 años como mínimo), un alto grado de especialización y una gran carga de responsabilidad, tanto civil como penal. Sin embargo, el borrador parece desconocer estas particularidades, aplicando medidas restrictivas que penalizan a los médicos sin aportar soluciones reales a los problemas del SNS.
Además, la rigidez en el régimen de incompatibilidades impactaría directamente en los jefes de servicio y en los médicos internos residentes (MIR), limitando su capacidad de desarrollo profesional y fomentando la fuga de talento hacia otros países europeos. No podemos permitirnos perder más profesionales en un contexto donde ya hay déficit de médicos en ciertas especialidades y zonas de difícil cobertura.
Es fundamental que el nuevo Estatuto Marco contemple las particularidades del colectivo médico, reconociendo su liderazgo, gestión, formación y responsabilidad dentro del SNS. Entre las medidas necesarias se encuentra la creación de una categoría profesional A1 plus, que refleje mejor la carga de trabajo y las responsabilidades de los médicos, el reconocimiento de las horas de guardia para la jubilación y la definición de condiciones laborales específicas para la profesión.
No se puede pasar por alto la preocupante situación de muchos hospitales y centros de salud, donde la falta de personal médico ya está teniendo un impacto negativo en la atención a los pacientes. La precarización de las condiciones laborales, la sobrecarga asistencial y la ausencia de incentivos para la retención de talento no hacen sino agravar esta crisis. En lugar de empeorar la situación con medidas restrictivas, el Ministerio debería centrarse en dignificar la profesión médica y dotarla de los recursos necesarios para su ejercicio.
El papel de los médicos en el SNS es insustituible. Son el pilar fundamental sobre el que descansa la sanidad y, sin ellos, el sistema colapsaría. Sin menospreciar al resto de profesionales sanitarios, todos ellos imprescindibles, es necesario reconocer que la profesión médica conlleva una carga de responsabilidad, liderazgo y formación específica que no puede equipararse a otras disciplinas. Por ello, cualquier regulación que afecte a su ejercicio profesional debe elaborarse con el diálogo y la participación activa del colectivo médico.
El futuro del SNS depende de la capacidad de retener y motivar a sus profesionales. No se puede legislar de espaldas a los médicos ni imponer medidas que empeoren sus condiciones laborales. La solución pasa por implementar reformas que reconozcan las particularidades de la profesión, mejoren la calidad del empleo médico y garanticen una atención sanitaria de calidad para todos los ciudadanos. Por el bien de todos, es necesario un Estatuto médico propio que dignifique la profesión y garantice una sanidad pública y privada de calidad. De lo contrario, estaremos abocados a un deterioro progresivo del SNS que afectará a pacientes, profesionales y al conjunto de la sociedad.
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