Secciones
Servicios
Destacamos
En una fecha indeterminada de 1895, Kvali, el diario oficial de los socialdemócratas georgianos decidió publicar en sus páginas un breve poema de contenido amoroso titulado 'Suliko' (Alma) cuyo autor, Akaki Tsereteli (1840–1915), ha pasado a la historia como una de las figuras más ... prominentes del renacimiento cultural que tuvo lugar en Georgia en las postrimerías del siglo XIX. La obra en cuestión, además de responder a todos los convencionalismos propios del género, fue musicada unos meses después por Varinka Tsereteli, Matchavariani de soltera, esposa de un primo lejano del poeta, y la primera audición de la composición resultante se produjo en 1898 en los salones del palacio del príncipe Machabeli. No obstante, la verdadera puesta de largo de esta pieza, su presentación en público tuvo lugar en 1905 y fue llevada a cabo en el Teatro del Pueblo de Kutaisi. Nadie sabe cuál fue la reacción de la audiencia o si gozó del favor de la crítica y de los georgianos, pero todo parece indicar que no tardó en ser postergada y desaparecer del cancionero popular. O esa fue la creencia generalizada durante unas cuantas décadas porque, en realidad, hubo una persona que no la olvidó: Iosif Dyugashvili, el camarada Stalin.
A estas alturas es imposible establecer con claridad cuándo, dónde o en qué circunstancias escuchó este tema por primera vez, un tema que, bien mirado, no dejaba de ser el canto del cisne de una sociedad decadente, corrupta y reaccionaria. A pesar de ello, todos sus biógrafos insisten en señalar que, durante muchos años, 'Suliko' fue su canción preferida o por la que sentía mayor debilidad. El conocimiento de este hecho no era ningún secreto, lo compartían los miembros de su círculo más íntimo y los directores de la práctica totalidad de emisoras de radio de la URSS. que no dudaban en programarla una y otra vez para congraciarse con el autócrata. Su popularidad alcanzó tales cotas que no solamente entró a formar parte del repertorio del Coro del Ejército Rojo –donde, por cierto, sigue figurando–, sino del de cualquier ciudadano soviético que demostrara una mínima aptitud músico-vocal.
¿Cómo reaccionaba Stalin? ¿Qué hacía o qué pensaba el hombre de hierro cada vez que escuchaba los lamentos y el amor sin esperanza que manifiestan los versos de esta canción? Aunque la historia siempre lo ha presentado como un personaje cruel, despótico y capaz de cometer las mayores atrocidades, es posible que tras esa máscara o esa supuesta minusvalía emocional se ocultara un ser bastante menos monstruoso que lo que se nos ha hecho creer, un ser tan vulnerable y propenso al sentimentalismo como el común de los mortales. Y si alguien no acaba de creérselo, basta que reproduzca y escuche con atención cualquiera de las versiones que se han grabado de este clásico y que, a continuación, desentrañe el significado de su letra.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.