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Epifanías

Elogio de la sombra

Viernes, 27 de septiembre 2024, 21:38

Hace muchos, muchos años, más de los que desearía, mientras cursaba la licenciatura de Filosofía, un compañero de facultad expresó en voz alta lo que, en el fondo, todos sospechábamos, pero ninguno queríamos reconocer. Si la memoria no me falla, más o menos vino a ... decir que la Filosofía era una pasión inútil, un vano empeño. No tanto porque careciera de utilidad práctica, que también, como porque la mayor aportación de los filósofos y de sus obras a la historia de la humanidad se había limitado a producir nuevas generaciones de pensadores o, mejor, escoliastas consagrados a la función de comentar, apostillar o revisar críticamente los trabajos de sus predecesores. Lejos de aportar ideas nuevas, los especialistas en esta disciplina se habrían limitado y acomodado a la tarea de adiestrar e instruir a los candidatos destinados a reemplazarles a corto o medio plazo dando lugar a una especie de bucle o regressus ad infinitum: filósofos que escriben sobre y estudian a filósofos que, a su debido tiempo, hicieron exactamente lo mismo.

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