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Epifanías

Adoctrinamiento e Inquisición

Viernes, 12 de abril 2024, 21:47

Soy hijo y producto del tardofranquismo. Nací y crecí al compás dictado por los estertores de un régimen que, a pesar de estar en las últimas, nunca acababa de morirse; en un período que, pese a mis pocos años, se me antojaba gris, opresivo, casposo ... y mediocre. Apenas guardo recuerdos de la represión o de la falta de libertades políticas, sin embargo, todavía me escuece la memoria de las vejaciones físicas, los abusos y las coerciones morales ejercidas por los religiosos responsables de mi educación. A pesar de ello y para su disgusto, ese adoctrinamiento impregnado de nacionalcatolicismo distaba tanto del ideal cristiano, era tan vacuo y rezumaba tanta hipocresía que actuó como una vacuna a la hora de prevenir el contagio de cualquier tentación o inclinación religiosa. De hecho, el efecto de la propaganda que se empeñaban en ejercer siempre que se presentaba la ocasión fue prácticamente nulo o, mejor, contraproducente porque no solamente no produjo resultados, sino que, además, contribuyó decisivamente a que muchos de mis compañeros y yo mismo decidiéramos desembarazarnos de la fe católica para abrazar el ateísmo.

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