Hay semanas en las que no renta ser ministro del Gobierno de España. Una de ellas es la que mañana termina.
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La titular de Transportes se acostó la noche del miércoles con el anuncio de una huelga de transportistas en la misma semana de Navidad. ... Un movidón de semejante calado evidencia el fracaso de la gestión política con los transportistas, posiblemente heredada de su antecesor José Luis Ábalos, pero que Raquel Sánchez no ha corregido. Se agradece la cordialidad de las negociaciones, pero en qué se quedan estas si huelgan de contenido, lo que el sector interpreta como un pitorreo que no está dispuesto a seguir tolerando.
Tampoco ha sido esta la semana del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. Honestamente ya acumula varias semanas comprometidas. La Comisión Europea hizo públicas las condiciones pactadas por contrato con España para liberar los fondos de reconstrucción. Pues bien, uno de los requisitos que asume el Gobierno central es, textualmente, «ampliar el periodo de cómputo para el cálculo de la base reguladora de la pensión de jubilación, pasando de los 25 últimos años de referencia en 2022 hasta un máximo de 35 años de manera progresiva». Se ve que la noticia le pilló a Escrivá tan malamente que, balbuceante, llegó a pedir el comodín del público mencionando a Pablo Iglesias.
Y a estos dos ministros se les suma su colega de Economía, Nadia Calviño, a la que esta semana Bruselas ha dejado sola tras desacreditar sus previsiones de crecimiento.
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