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Una ineludible tarea de todos

Una ineludible tarea de todos

Editorial ·

Erradicar la violencia contra la mujer es un desafío que requiere mayor eficacia de los poderes públicos y una educación en igualdad

Lunes, 25 de noviembre 2019, 09:17

Una de las expresiones más brutales del machismo que aún anida en la sociedad es la violencia de posesión y dominio del hombre sobre la mujer. Una lacra que se cobra medio centenar de vidas cada año en una insufrible sangría que ni la creciente ... toma de conciencia ciudadana ni las acciones emprendidas por las instituciones han sido capaces de frenar. Una atroz pesadilla repetida con una macabra precisión que, pese a su obstinada persistencia, no es un fatalismo ante el que estemos condenados a resignarnos. Las 1.500 mujeres asesinadas en España por sus parejas o ex en las dos últimas décadas representan la cruel manifestación de una desigualdad de género que es preciso combatir desde su raíz y prevenir con una eficacia muy superior a la demostrada hasta ahora. Pero a esas víctimas mortales, que superan con holgura las dejadas por la maquinaria asesina de ETA, hay que sumar a quienes ven amenazada a diario su integridad física o psíquica por tiranos que se quieren valer de la fuerza bruta para imponer la satisfacción de sus caprichos. A las presas de un miedo tan paralizante que les impide denunciar a sus verdugos y librarse de sus garras. También a las que sufren o han sufrido un acoso sexual cuya huella impregna sus vidas como una pesadilla permanente. Resulta inadmisible que, a determinadas horas o en 'puntos negros' ya detectados, pero que se mantienen como tales, la libertad de circulación por el espacio público esté limitada para una parte de la ciudadanía por razones de género. Por el peligro que conllevan depredadores que consideran a las mujeres seres inferiores en derechos que han de someterse a su caprichosa voluntad. En España se producen más de 400 denuncias por violencia machista cada día. El dato, alarmante de por sí, lo es aún más cuando se constata la proliferación de agresiones sexuales y de comportamientos de control, chantaje y exigencias de sumisión entre menores de edad. Es probable que los avances en la sensibilización social hayan aumentado los casos que salen a la luz por la sencilla razón de que muchas mujeres, armadas de valentía, han dado un paso adelante y ya no consienten ataques a su integridad física y su dignidad ante los que hace un tiempo habrían guardado silencio. Pero ello no resta gravedad a un problema oculto durante largo tiempo con el falaz argumento de que era un asunto privado en el que nadie debía inmiscuirse y que no solo ha trascendido a una cuestión pública, sino que se ha abierto un hueco en el debate social y en la agenda de las administraciones, aunque con unos resultados para nada satisfactorios.

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