Los organismos competentes de la Unión Europea urgieron el lunes a comenzar a inyectar la cuarta dosis de vacuna contra el COVID a todos los mayores de 60 años, personas vulnerables y trabajadores sanitarios. En España, las sucesivas ponencias, comisiones y comités han optado por ... la indefinición. En plena séptima ola, y con las subvariantes BA 4 y BA 5 de Ómicron como 'estrellas' en una coyuntura de contagios en que La Rioja sigue liderando el ranking nacional de incidencia, lejos de acelerar los planes para mejorar la inmunización de los colectivos señalados, aceptan que habrá un segundo refuerzo sin concretar cuándo. Una vez más, se apoyan en expertos que, en algunos casos, han mutado de apóstoles de la vacunación a juzgar que no hay prisa salvo que la presente embestida desborde la atención hospitalaria. Una circunstancia, sin duda, a evitar a toda costa y a la que contribuiría aumentar la inmunización en grupos particularmente expuestos. Y si realmente es más conveniente esperar a la llegada en otoño de nuevos sueros, habría que decirlo con claridad, aunque suponga arrojar una sombra sobre los ya administrados e implique un riesgo en una época tan comprometida como el verano.
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