Incapacitantes, incapacitados

Quería también manifestar mi estupefacción por que un tema de esta índole quede bajo el paraguas de la ley del aborto. Más aún, mi indignación por el hecho de que el Gobierno no reducirá el IVA a los productos de higiene menstrual.

Estaba yo congratulándome por que se debata sobre temas de salud (ni siquiera reivindicando género), de que se hable con normalidad de algo que es normal cuando irrumpe en la actualidad local, una vez más, la violencia de género contra la mujer. Y lo hace para dejarnos atónitos con un presunto crimen machista que aún no ha sido considerado como tal por la Justicia, pero que el Ministerio de Igualdad ya ha catalogado en sus estadísticas.

Atónitos y avergonzados al ver cómo las autoridades, raudas y veloces, condenan pública y ostentosamente un presunto asesinato cuya comisión no confirma el Tribunal Superior de Justicia de La Rioja.

Horrorizados al oír a la presidenta hablar de «un fallo de coordinación policial y judicial». De pensar que un asesino, aún pendiente de ponerle nombre por parte de la Justicia, anda suelto.

Estaba yo complacida con que se diera notoriedad a temas de salud mundanos. Quería yo hablar de reglas incapacitantes para comparárselas a muchos cafres con una torsión testicular mensual, algo que yo nunca podré imaginar, como un hombre no se aproximará jamás a saber lo que son reglas dolorosas.

Y me han reventado el artículo. Y lo que es peor: la confianza.