La decisión del papa Francisco de reorganizar la Congregación de la Doctrina de la Fe (CDF) para que gane eficacia frente a las denuncias de abusos sexuales y las distintas sensibilidades que afloran en la Iglesia española sobre cómo afrontar un drama tan lacerante subraya ... hasta qué punto están interpeladas las comunidades eclesiales y quienes las dirigen por las graves vulneraciones de derechos cometidas en su seno. La decisión del Pontífice de distinguir en la CDF el examen de estos delitos de otros asuntos teológicos y doctrinales evidencia la envergadura del problema y constituye un nuevo paso del Pontificado de Bergoglio hacia la inexcusable admisión del daño causado, sin que quepa interpretarla como una 'causa general' contra la Iglesia. Ese reconocimiento comprometido, que busque la verdad y el resarcimiento fehaciente de las víctimas, se hace más perentorio en tanto más tiempo transcurra en la ocultación de delitos insoslayables; delitos ante la justicia de los hombres cuando puedan acreditarse y ante la justicia de Dios para los creyentes. Así, la evitación del debate y de respuestas concretas por parte de la Conferencia Episcopal española puede acabar convirtiéndose en un lastre para su credibilidad.

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