I.A.

Hasta ahora mi único acercamiento a un robot que escribe cosas había sido aquel clip con ojos animados que aparecía en la pantalla de Word dando consejos insoportables, pero acaban de lanzar el Chat de Inteligencia Artificial GPT y es al que le pedí que escribiera esta columna. Aunque todavía anda en pañales hace cosas que dan cierto escalofrío. Para empezar le pedí un poema sobre el invierno en La Rioja y fue bastante aceptable, empezaba así: «En La Rioja el invierno llega tarde / con sus colores rojos y dorados / Las hojas caen suavemente / y el aire se vuelve frío y fresco».

Después reclamé una crónica de 500 palabras sobre la derrota de España ante Marruecos y ahí resultó insulso y previsible, pero organizaba las ideas con mucha coherencia y los párrafos eran contundentes aunque infantiles de una manera inquietante.

Le quise apretar un poco más las tuercas y entonces lancé un desafío: «Escribe un diálogo entre Philip K. Dick y Dios» ordené, y me dejó alucinado con una conversación verosímil y profunda sobre el concepto de realidad y de percepción humana: «Todo lo que existe tiene un propósito y un lugar en el gran diseño de las cosas», dejó escrito. La conversación era larga, la releí varias veces y con ella en la cabeza empecé a teclear esta columna. Es de justicia admitir que, aunque no la ha escrito el robot, ha colaborado un poco.