El huevo de la serpiente

Cuenta la prensa que abogados de los «ciudadanos de bien», detenidos en la algarada golpista en Brasilia, están quejosos porque los tratan como a delincuentes. Insinúa la abogada Nalva Brito que los asaltantes solo se han comportado como buenos patriotas y cree que debieran presentar una queja ante la ONU. Asaltar violentamente las sedes de los tres poderes del Estado brasileño exigiendo a los militares un golpe de estado, una sublevación contra el presidente legítimo se hace solo por el inmenso amor a la patria.

Asusta comprobar que cuanto más demócrata se proclama alguno más riesgo existe de que en su corazón albergue un golpista. Bolsonaro dijo respetar la Constitución pero ya advirtió en diversas ocasiones que «solo Dios me saca de la silla presidencial». Tanta grandilocuencia desvela que solo muerto abandonaría el poder. Insistía en que solo podía perder las elecciones si el proceso electoral era amañado, porque el poder era suyo por la gracia de Dios. Que le han robado 'su' silla es lo que Bolsonaro ha insinuado desde que perdió ante Lula. Por tanto, quienes le han quitado 'su' poder, son unos usurpadores a los que hay que echar aunque sea con violencia. Esta visión patrimonialista del poder es peligrosa y más en alguien de su perfil autoritario. Bolsonaro no ha asumido todavía su derrota porque debe carecer de eso que él y los suyos dicen que debe tener un hombre. Ni supo ganar ni ha sabido perder ya que ha huido del país sin explicar por qué ni siquiera a sus seguidores.

Si lo de EEUU y la turba dirigida por un hombre bisonte repitiendo los lamentos de fraude electoral que emitía Trump nos dejó atónitos, esta repetición de la película con guión brasileño, aterra. Quienes crean que esto no nos puede pasar a nosotros es porque todavía cree en hadas y magos. El veneno se extiende, recuerden la reciente intentona golpista que planeaba asaltar el parlamento alemán y derrocar al gobierno para restaurar un nuevo Reich imperial con el príncipe Heinrich XIII a la cabeza.

Huyamos de la inocencia, las palabras libertad y democracia significan distinto según quien las pronuncia. Estos sucesos demuestran que la ultraderecha populista mundial está envalentonada y coordinada, su hoja de ruta pasa por negarse a aceptar las reglas del juego democrático si no obtiene el poder. Dictaduras o democracias, esa es la cuestión a la que nos enfrentamos. El huevo de la serpiente está siendo incubado y cuando el clima de polarización se extrema, eclosiona.