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Emilio Barco es una de las cabezas más lúcidas y lucidas de la intelectualidad sobria y austera de la región. En esa línea, no ha tenido prejuicios en sumarse a cientos de riojanos que en estas semanas de confinamiento han encontrado en una sección también ... modesta de este periódico, la de las Cartas al director, un espacio para el desahogo, la queja, la denuncia o la reflexión. No se presenta Barco como el profesor de universidad que es, ni como el escritor prolífico que se abriga con camisa de cuadros. Se anuncia como un hortelano de despensa, de los que podrían contarse miles en esta tierra. Gentes que le dedican unas horas a la semana al azadón y a un corro de tierra para procurarse unas alcachofas y unos espárragos ahora, o unos tomates y unos pimientos en verano. Tan simple siempre pero tan complicado ahora porque tienen prohibido desplazarse a la huerta. Como si alguien creyese que entre esparragueras amenaza más el virus que en el Carredona o en el Alcanfour. Acabáramos.

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larioja Hortelanos de despensa