Hora de adelantarse al virus
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Las experiencias vividas son incompatibles con la reiteración de errores; los responsables públicos deben actuar con valentía y oportunidadLas advertencias de los expertos sanitarios sobre las consecuencias de una Navidad relajada se están cumpliendo tanto en el incremento de casos y fallecimientos como en su presión sobre el sistema sanitario. A ello se suma un decepcionante y poco ordenado inicio de la campaña ... de vacunación. Después de Reyes, se abrió la discusión sobre si el desalentador panorama post fiestas responde más a la alergia institucional a adoptar medidas de mayor enjundia o si es resultado de una conducta ciudadana irresponsable. No tanto por trazar culpas hacia uno u otro lado sino por desentrañar las responsabilidades. La mayoría de los ciudadanos ha atendido las invocaciones a la responsabilidad individual y ha cumplido normas y recomendaciones de las autoridades sanitarias. Pero habita entre nosotros un porcentaje que se muestra perseverante en hacer oídos sordos y obra según le parece apelando a una malentendida interpretación de la libertad personal. Es en ese entorno en el que la autoridad debería mostrarse como tal, porque semejantes actitudes hacen inútil el esfuerzo y sacrificio de la notable mayoría. Ante tan incontrovertible realidad, ni el Gobierno autonómico ni el central pueden limitarse a insistir en sus apelaciones al compromiso ciudadano y deben asumir su parte de responsabilidad ante un empeoramiento que sabían de sobra que se iba a dar cuando no cortaron de raíz el mantra de «salvar la Navidad». Ni pueden seguir mostrándose reacias a anticiparse, insistiendo en el error de perseguir al virus y de esperar a lo que pase la semana que viene para adoptar decisiones que deberían haber tomado la semana anterior.
Advierte la presidenta Andreu de que más que a una curva, «nos enfrentamos a un muro vertical». Un aviso muy gráfico a navegantes que animaría a pensar que desde el Ejecutivo riojano ya se trabaja para evitar que choquemos contra esa pared. Aunque bien miradas, las medidas anunciadas ayer –que no entran en vigor hasta el sábado– no dejan de parecer una taza y media de la misma receta que nos ha llevado hasta las inmediaciones de esa imaginaria tapia de más fallecimientos, más casos positivos y nuevas notas de estrés del sistema sanitario. Frente a la tercera ola, y en los primeros pasos de la campaña de vacunación, las experiencias vividas son incompatibles con la reiteración de errores. Los responsables públicos deben actuar con valentía y oportunidad. La opinión pública puede entenderlo casi todo menos la inacción o la intervención tardía por temor al coste político de una decisión.
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