Hong Kong, al límite

Decenas de miles de hongkoneses se concentraron ayer en el parque Victoria de la excolonia a pesar de no tener permiso por parte de las autoridades. La enésima protesta puso de manifiesto que el Frente Civil de Derechos Humanos, que vela por las libertades del enclave, cuenta con una gran adhesión. Mientras tanto, China sopesa qué hacer. No dará un golpe de mano que comprometa gravemente su imagen en el mundo y arruine toda esta prosperidad. Aunque la paciencia de Pekín puede que se agote en breve. El Ejército chino está realizando prácticas antidisturbios en Shenzhen, una ciudad a 40 kilómetros de la frontera. Será muy difícil conciliar el ansia irrevocable de libertad de los hongkoneses con la disciplina dictatorial de sus nuevos dueños y administradores.