Contra la homofobia
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La inquina partidaria convierte problemas como los delitos de odio en banderas y 'contrabanderas' que impiden su soluciónLa constatación del incremento de los ataques de odio contra personas LGTBI no puede quedar empañada a causa de la simulación de un delito de esa naturaleza en su expresión más execrable por parte de un joven en Madrid. La denigrante actuación de este en ... ningún caso debería ocupar el espacio que la inquietante realidad demanda del interés ciudadano. También por eso urge que se delimiten cuanto antes las responsabilidades en que pudo incurrir tan insolidario fabulador. Cada año crecen y se agravan los delitos de odio contra personas en las que sus victimarios se ceban por su orientación sexual. Y se estima una altísima tasa de infradenuncia por los temores que genera la exposición pública de la propia condición sexual, el miedo a que ello desemboque en una espiral sinfín de revictimización y el escepticismo ante el recurso a la ley.
Tristemente, el episodio del denunciante fraudulento puede retraer a muchos ciudadanos de reivindicar su verdad, de reclamar sus derechos, frente a los estigmas sociales que se adueñan incluso del ámbito familiar y de los círculos de amistad. Una sociedad que recibió como verosímil la depredación por parte de ocho encapuchados a un joven que tendrían identificado como gay podría echarse unos pasos atrás en la defensa inexcusable de su propia diversidad. Es en momentos así donde se requiere institucionalidad. Cuando la causa justa no puede quedar asignada a personas que el resto tienda a considerar directamente afectadas y demanda una respuesta unánime para dejar claro que son la libertad y los derechos de todos los que han de rescatarse frente a la homofobia.
La inquina y el enfrentamiento sin tregua entre los principales partidos ciegan el entendimiento y convierten los problemas que aquejan al conjunto del país en banderas y 'contrabanderas' de parte. Las izquierdas, haciendo acopio de todas las diversidades hasta dar lugar a pugnas intestinas, y las derechas saliéndose por la tangente al reducirlo todo a una querencia identitaria del otro bloque que no respondería a nada socialmente tangible. Grande-Marlaska dando por sentado hasta el último momento que lo de Malasaña fue como relató el denunciante en su versión falsa, Vox en busca del origen nacional de los encapuchados y el PP a la espera de los réditos que le suponga el caso. Es de temer que la reunión de la comisión sobre los delitos de odio convocada para hoy por Pedro Sánchez no se salga de ese mismo guion.
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