Las historias

Tuvo que venir Tyrion, en aquel desenlace tan discutido de 'Juego de Tronos', para recordarnos el valor de las narraciones. «No hay nada más poderoso en el mundo que una buena historia», decía ante el respetable cuando iba a proclamar al rey de Poniente. Durante ... la pandemia fueron muchos los que se refugiaron en ellas para olvidar –aunque fuese un rato– lo que estaba ocurriendo fuera, para distraerse de una realidad que se empeñaba en teñir todo de negro. Uno de los pocos motivos de comunión que hemos hallado en estos meses de angustia han sido precisamente las series, que están plagadas de buenas historias, capaces de evadirnos, de concienciarnos, de despertarnos. Ese es su poder. En ocasiones consiguen también un efecto catártico, actúan como medio para liberar fantasmas, miedos o dudas. Para el que las hace y para el que las consume. Ha sucedido con 'Podría destruirte' –que merece la etiqueta de serie del verano junto a 'Gente normal'–, una producción de HBO escrita e interpretada por la creadora británica Michaela Coel en torno a la agresión sexual que sufre una joven una noche, que le obliga a revaluar su vida en todas sus facetas y a mirar con nuevas perspectivas las relaciones que establecemos a través del sexo. Está planteada para avivar debates necesarios sobre las maneras en las que nos relacionamos, para generar preguntas sobre diversas conductas, para colocar al espectador en un espejo difícil de mirar. Es una buena historia con la que la guionista exploró su propio trauma y reivindicó las narraciones como medio idóneo para denunciar y también para sanar. Hay algo de esto último en el último capítulo de este relato. A veces tenemos que escribir nosotros mismos los finales porque no va a venir nadie a hacérnoslo.