Ojo con herir la sensibilidad del espectador

A estas alturas de la película yo creo que no hay nada, absolutamente nada, que pueda herir la sensibilidad de nadie. Y en ese genérico 'nadie' entran por supuesto los jóvenes, ellos y ellas, y los niños, ellos y ellas. Yo me quedo perplejo y confuso cuando se hace referencia a unas imágenes que 'pueden herir la sensibilidad del espectador'.

¿Ustedes sabían que los juegos preferidos de muchos adolescentes son los juegos violentos, de agresiones, de muertes, de groserías –en un 50%–, en tanto que los educativos apenas alcanzan el 2%? ¿Qué quiere decir esto? Mucho y nada. Lo que es seguro es que el niño o el joven que echa hora y media –o más– al día a interactuar con sus amigos en un videojuego como 'Fortnite' o 'League of Legends', a ese niño ya no le hiere su sensibilidad nada de nada. Y por lo que me dicen los que saben hay videojuegos mucho más violentos.

Todo esto viene a cuento de que no nos están mostrando lo que pasa en las UCIS de los hospitales. Eso sí, datos, cifras, opiniones, nos las ofrecen hasta la saciedad. Yo ya dejo de verlo y oírlo porque me siento aturdido y no me sirve para nada. Cualquier telediario llega a exasperarme.

Pensando en ello, leo las declaraciones que a nuestro diario hizo el pasado domingo una enfermera que lleva más de treinta años, que se dice pronto, trabajando y dando lo mejor de sí misma, en la UCI de nuestro Hospital San Pedro. Ella se confiesa «tocada», ya que después de lo que vivieron en la horrible agresión del coronavirus allá por los meses de marzo y abril, y viendo que al día de hoy estamos a las puertas de que se vuelva a repetir, «contemplo –dice– con estupor a los jóvenes (evidentemente no son todos ni mucho menos) haciendo botellón y sin mascarillas, sin ser conscientes de una realidad horrible y desoladora, con pacientes ahogándose y sabiendo que al regresar al trabajo al día siguiente, ya no estarán todos». Esto es tremendo, por eso la cita es literal. De ahí la expresión siguiente que dio pie al título de la entrevista: «A los jóvenes (los que lo hacen mal) no les pondría multas, sino trabajo en hospitales, junto a personas que se están ahogando». Y corrobora nuestra enfermera: «Sientes impotencia y rabia porque yo creo que no son conscientes de lo que realmente va a volver a pasar. Ellos han visto que nos han confinado, pero las cajas de los muertos y la vida diaria del hospital no la ha vivido la gente». Y yo pregunto: «¿Por qué razón no se da a conocer todo eso?».

Y añade más: «Esto ha ocurrido porque no se ha querido mostrar la realidad y me parece fatal. ¿Cuántas imágenes de muertos se han visto? ¿Qué político se ha paseado por una UCI? Los jóvenes quieren tener derechos pero también tienen deberes y los deberes ahora mismo son ser responsables, ponerse mascarilla, guardar la distancia de seguridad, higiene de las manos».

¡Ah! por si fuera poco, en el Suplemento Dominical del pasado domingo, Arturo Pérez Reverte concluía su 'patente de corso' diciendo que «no nos han enseñado suficientes muertos, y aquí estamos, acabando agosto puestos de coronavirus hasta las trancas, y protestando porque no nos dejan bailar en las discotecas».

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