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No hay estacionalidad que valga para la mala educación o el guarrerío. Para desgracia de muchos. Pero es que en el verano se suman algunos condicionantes que incrementan el desagrado que generan algunos individuos.
Ahora que abundan las piscinas con su correspondiente zona común en ... muchas viviendas, también son legión aquellos especímenes humanos que se afanan por amargar la convivencia vecinal con malos hábitos que encienden el ánimo del más calmado.
Si bien es cierto que las reservas de agua no están muy boyantes, tampoco es que la cosa esté tan mal como para restringir el uso de las duchas. Pues algunos no se enteran. Y es que hay muchos, demasiados, que omiten ducharse antes de entrar en una piscina. Ya saben, deben creer que no hay mejor antídoto contra los gérmenes que sumergirse en un agua turbia que hace días que perdió su transparencia original. Aquello del espíritu purificador del agua para librarse de sudores y suciedades externas quedó en el pasado.
«Es que el agua de la ducha está muy fría», «es que la piscina de los niños es más calentita», «es que hoy no he sudado», «si ya me he duchado esta mañana»... son algunas de las geniales excusas que podrían empapelar la mugrosa piscina, si no fuera porque ya lo está con los carteles de 'Obligatorio ducharse antes de entrar en la piscina'.
Y el otro elemento indispensable para 'mejorar' el ambiente vecinal son las barbacoas. Que sepa usted que no goza de vecinos como Dios manda si alguno de ellos no le ha atufado ya una decena de veces la colada con los humos de una buena parrillada veraniega. Entre aguas y ascuas ya tiene usted para deleitarse todo el verano.
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