Grietas en el PSOE
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El malestar de 'barones' socialistas con decisiones de Sánchez se ha vuelto a disparar con el acercamiento a BilduPedro Sánchez está bien afianzado en el PSOE porque, después de su inesperado retorno en 2017, cuando se enfrentó al aparato de entonces aupado por las bases y consiguió regresar a la secretaría general, su legitimidad no ofrece dudas. Eso no evita que algunas de ... sus decisiones hayan creado malestar entre los 'barones' socialistas. Es lo que ocurrió con la incorporación de Podemos al Gobierno y es lo que ha pasado ahora al recurrir al apoyo de Bildu para sacar adelante el debate de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado. Más aún cuando desde esta organización hacen gala de que van «a Madrid a tumbar definitivamente el régimen». A saber de qué régimen habla Bildu pero el que hay es una democracia parlamentaria. A experimentados socialistas como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, o el de Extremadura, Guillermo Fernández-Vara, les resulta extremadamente difícil asumir este acercamiento. Este último ha utilizado los argumentos más rotundos y ha llegado a decir que le provoca náuseas pactar con Bildu. Argumentos no le faltan puesto que, aunque el partido de la izquierda abertzale ha renunciado a la violencia en sus Estatutos y a causa de ello fue admitido por los tribunales en el juego político, continúa sin condenar con la claridad debida los delitos de ETA y, lo que es más grave, no exige a los etarras que faciliten el esclarecimiento de los crímenes que todavía no han sido resueltos policialmente. Las víctimas tienen derecho a ello y a que quienes han sido en determinado momento el brazo político de los terroristas no sean admitidos sin previo arrepentimiento a la gran ceremonia de la democracia.
Lo incomprensible del caso es que el Gobierno mantenga una conducta condescendiente con Bildu cuando su concurso no es ni siquiera necesario para sacar adelante las cuentas públicas ni la inmensa mayoría de proyectos legislativos que puedan plantearse a posteriori. Pero Sánchez no parece dispuesto a dar marcha atrás en su objetivo de contar con el apoyo de la izquierda abertzale y de ERC en sus proyectos por muy sonora que sea la discrepancia interna. Ni Podemos tiene intención de dejar que el Ejecutivo pueda buscar en otros lares una mayoría distinta a la que apoyó la investidura. La cuestión es si las grietas que se están abriendo en el partido socialista ante la dirección tan personalista de Sánchez se cerrarán en falso y debilitarán en el futuro la unidad de la formación o no.
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